Más allá del debate de si la competición debería retomarse o no, en el que cada persona albergará su opinión con argumentos válidos, a día de hoy se apunta a una reanudación basada, en buena parte, en
los motivos defendidos por Monchi y la gran mayoría de los activos del fútbol profesional.
Y en esta realidad, guste o no, resulta difícil imaginar un pistoletazo de salida más ajustado a la dosis de pasión futbolística que tanto se añora que el derbi hispalense.
Obviamente será descafeinado sin la espectacularidad de su ambiente,
en un Sánchez-Pizjuán sin público, pero cada sevillista y bético lo vivirá igual de intensamente en su interior, con los nervios de siempre, con esa sensación de ilusión y a la vez de preocupación.
Porque
el derbi es un sentimiento y nada mejor que experimentarlo en el regreso del fútbol.