Los más jóvenes no lo recordarán, pero tanto el
Sevilla FC como el
Real Betis estuvieron hace poco más de veinte años tentados para que cambiaran sus estadios y, como Milan e Inter o Roma y Lazio,
jugaran sus partidos en un mismo gran coliseo de la ciudad. En este caso el entonces gran baluarte del proyecto olímpico, el
Estadio de La Cartuja.El
Sevilla FC fue tal vez el que más cerca estuvo por la grave crisis económica que vivió a finales de los noventa, en los que entre 1997 y 2000 estuvo tres temporadas en Segunda división, con muy pocos ingresos y una gran deuda. El sevillismo se negó y Roberto Alés, con la ayuda en lo deportivo de Monchi y Caparrós, lograron sacar el barco a flote para que, cinco años después, ya con Del Nido al mando, empezara su época gloriosa.
El
Real Betis, por su parte, vivía uno de los mejores momentos deportivos de su historia, pero también fue tentado antes de que empezara a acometer la costosa transformación del Benito Villamarín. Con la negativa ya del Sevilla sobre la mesa, cuando le preguntaron al entonces presidente verdiblanco Manuel Ruiz de Lopera si el Betis se planteaba marcharse, dijo públicamente que lo aceptaría si le dejaran a él -al Betis- la gestión del estadio.
Evidentemente, era un no claro. Un coliseo aún por estrenar y que había costado 18.000 millones de pesetas no iba a 'dársele' sólo a uno de los clubes de la ciudad. Lo que ocurrió en los años siguientes todos lo saben, La Cartuja sólo fue usada en muy contadas ocasiones -tras sanciones casi siempre- por los dos clubes y prácticamente quedó en desuso hasta que ahora la ha recuperado la Junta de Andalucía y la ha hecho sede de la selección española, aparte de otros usos.
Pero aquel
deseo de que Betis y Sevilla compartieran estadio que tenía el que arrancó el proyecto, Alejandro Rojas Marcos, podría verse cumplido más de dos décadas después.
El vicepresidente del Sevilla,
José María del Nido Carrasco, desvelaba en una entrevista con www.2playbook.com que existía esa posibilidad cuando se le preguntó por el futuro estadio sevillista. "Opciones serían, una: irte a otro estadio, como La Cartuja, que no lo valoramos. Construir un nuevo estadio en otro lugar, que no lo valoramos. O la ampliación con un tercer anillo el Sánchez Pizjuán, que tendríamos problemas con la estructura y otros aspectos. Por ello, nuestra idea es derruir el estadio actual y, durante el tiempo de obras, que sería de entre dos y tres años, irnos a otro lugar. Lo coherente sería irnos a La Cartuja, pero no hemos hecho ninguna gestión. (...) En la misma zona que el actual, pero con el primer anillo hundido. Las plazas que tendríamos de más serían por hundir el terreno de juego, no por crear un tercer anillo adicional que implicara ganar altura. De momento estamos en la fase 1, diseñando cómo debería ser nuestro estadio del futuro", aseguraba el vicepresidente nervionense.
Y ese traslado podría coincidir con el del otro gran equipo de la ciudad, el Real Betis. Hace apenas un mes, el consejero de infraestructuras y cantera del club verdiblanco,
Ozgur Unay, señalaba que en dos o tres años se iniciarían las obras en Preferencia. "Queremos que el estadio, la Preferencia, con su antepalco y la zona anexa, sea un lugar de encuentro de béticos, incluso que de alguna manera rente", indicaba el directivo del Betis.
Esta obra conllevaría también a llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para el uso de la explanada y también con la Junta de Andalucía para emplear el Estadio de La Cartuja, ya que el Real Betis tendría que jugar allí mientras se realiza esta construcción de gran magnitud. También sería por uno o dos temporadas.
El
Betis ya tiene una fecha de inicio en mente si la situación no se tuerce:
2023. El Sevilla aún va más lento, pero, como señala Del Nido, ya trabaja en ello. Si los tiempos se cumplieran, aunque fuera por muy poco, el sueño de verlos a ambos juntos en La Cartuja sería una realidad.