San Pablo terminó enfadado un domingo más. Evidentemente
Óscar Quintana no ha llegado a Sevilla con una varita mágica para solucionar todos los problemas del equipo. El Real Betis se volvió a desinflar tras el paso por vestuarios, incapaz de contener las embestidas de
Nik Caner-Medley y Sylven Landesberg. El año se presenta muy, muy largo.
Ryan Kelly tomó las riendas del inicio, anotando los primeros cinco puntos del
Real Betis (5-2). Aunque con irregularidad, los locales intentaron compartir el balón y desarrollar un juego más dinámico, demostrando aún falta de rodaje. La reacción estudiantil no tardó en llegar de la mano de Caner-Medley, y la picardía y seguridad en la dirección de
Omar Cook (0-9). Mientras Nobel Boungou-Colo hacía la guerra por su lado,
Quintana apostó por un doble cambio, con la salida de
Vladimir Golubovic y Josep Franch, que capitanearon un parcial de 10-0 para poner un empate a 19 al cierre del primer parcial. Los bético fueron capaces de secar, momentaneamente, a
Landesberg (2 puntos), pero como lunar acumulaban ya siete pérdidas.
En el segundo cuarto, los béticos supieron aprovechar el caos del ‘Estu’, descompuesto y desordenado, logrando la máxima diferencia local (33-26), con un
Oderah Anosike, enchufado. En el 30-24, llegaron los primeros puntos en la ACB de
Iván Cruz. Salva Madonado volvió a confiar en
Caner-Medley para frenar la tibia huída verdiblanca. El de
Massachusetts no falló, terminando la primera parte con 17 puntos, anotando desde todas las posiciones.
Con 41-38 y todo por decidir arrancó el tercer cuarto, con
Mikel Úriz como base. Ahora sí,
Landesberg se vistió de estrella para anotar 15 puntos y meter en problemas al
Betis tras un parcial de 17-27. Kelly volvió a la cancha tras un duro golpe en la ceja que necesitó atención médica. Los del
Ramino Maeztu aprovecharon el apagón de
Anosike y los flojos porcentajes de tiro de los sevillanos para encarar con ventaja (58-65) el último cuarto. El
Betis había perdido la iniciativa física y defensiva, y la parroquia hispalense se volvía a temer lo peor.
Al grito de ¡sí se puede!,
San Pablo quería creer en la remontada, una esperanza que se diluyó a golpe de triples por parte de
Cook (4/4). La mochila de la ansiedad volvió a aparecer en el
Betis que de nuevo permitó que le endosaran 90 puntos y fue incapaz de amarrar el duelo.