"Estaba bien en el
Montpellier, pero no quería ser un jugador de club; y no lo negaré. Pero no quería
arrepentirme al final de mi carrera por no haber conocido otros clubes y no haber jugado en el extranjero. Por eso me fui. También por descubrir una nueva cultura, un nuevo
idioma. Eso fue lo que pesó en mi elección de ir a
España (...) Creemos que todos los clubes son una
familia, pero no es cierto. Cuando llegué al
Betis, me di cuenta de que los chicos sólo estaban allí para el fútbol. Y sí, no fue un
regalo, eso es todo", apunta
Jonas Martin (30) sobre su breve paso por Heliópolis, donde cumplió únicamente una de las tres temporadas por las que firmó.
Y es que el mediocampista, que llegó en el verano de
2016 a cambio de
2,6 millones del euros del Montpellier, apenas disputó
22 partidos oficiales como verdiblanco en una andadura marcada por las
lesiones (un par de ellas de tobillo y otra en la zona inguinal) y su
indefinición entre centrocampista de cierre o creativo. Un año más tarde, el
Estrasburgo lo devolvió a la Ligue 1 por
1,5 kilos (una de las pocas operaciones en las que Haro y Catalán le perdieron dinero a un futbolista). En 2019, el club alsaciano lo vendió por 4 millones al
Rennes, rival del
Sevilla FC en la Fase de Grupos de la presente edición de la
Champions League.
"No he tenido mucha
suerte desde que fiché por el Rennes, con dos lesiones importantes. Ha ido mejor desde principios de enero. Antes de eso, tenía un tobillo malo y no se estaba curando como deseaba. Quería jugar contra el Sevilla en la Liga de Campeones, pero al día siguiente se me había
hinchado la articulación. Busqué al entrenador y le dije que debía parar. Estaba jugando con una sola pierna; no era beneficioso, ni para mí ni para el equipo. Hoy estoy al
100%, sin temores, y me siento bien. No he tenido ningún
problema desde principios de enero, lo que es
tranquilizador”, añade Jonas Martin en 'France Bleu'.