Hablar del Leganés es hablar de Asier Garitano, quien ha posibilitado que el conjunto pepinero haya experimentado una meteórica evolución en los últimos años, después de que hace seis temporadas consiguiera salvarse milagrosamente del descenso a Tercera división.
Hoy, en cambio, visita el Benito Villamarín en la novena plaza de la clasificación de Primera división (con un partido menos), habiendo sido artífice de dos ascensos en tres campañas y constructor de un estilo reconocible que maximiza los exiguos recursos de su club. Y es que el Leganés de Asier Garitano practica un fútbol que no maravilla, pero que ejecuta a la perfección los planes de su técnico.
La sobriedad defensiva es una de sus principales bazas, entre la que destaca el trabajo intenso del equipo como bloque y el papel de su cancerbero, Cuéllar.
A partir de ahí, el conjunto pepinero vive en ataque de la velocidad de sus hombres de ataque, aunque hoy no podrá contar con lesionado Szymanowski. Futbolistas como Amrabat y Beauvue explotan toda su potencia arriba para aprovechar los balones largos servidos por hombres como Eraso o Rubén Pérez; una forma sencilla de hacer daño a la espalda del contrario y de sus defensas adelantadas. Un fútbol a la contra que, sin embargo, no es el único arma del 'Lega', que trabaja muy bien la presión escalonada, lo que le permite robar en campo rival y montar rápidas transiciones al ataque. Ahí, eso sí, le falta un mayor acierto.