Con retraso empezó la primera semifinal de la 'Final Four' de la Euroliga, por culpa de los problemas en los accesos, que provocaron que el partido arrancase con casi media hora de retraso. Varios grupos de ultras intentaron colarse en el pabellón por la fuerza y la policía no dejó que empezara a botar el balón hasta que todos fueron detenidos o expulsados. No obstante, no fue lo único que pasó, ya que fue una constante que durante los 40 minutos pasara de todos en las gradas, tanto por parte de los aficionados del Panathinaikos, como los del Fenerbahce. Entre el jaleo, fue el conjunto griego el que se convirtió en el primer finalista de tras imponerse al turco por 73 a 57, en un duelo en el que fue por delante en todo momento, en parte porque su rival no aprovechó las opciones que tuvo de darle la vuelta al marcador.
Este imprevisto en el arranque pareció acusarlo más el conjunto turco, que comenzó con muchas pérdidas y poca precisión en el triple, algo nada habitual desde la llegada al banquillo de Sarunas Jasikevicius, lo que provocaron que pasasen más de cinco minutos hasta su primera canasta. Ese tiempo lo utilizó el Panathinaikos para abrir distancia por 12-2. A partir de ese momento se igualaron las fuerzas, lo que supuso que las diferencias se mantuviesen estables hasta el inicio del segundo cuarto. Fue ahí donde el Fenerbahce empezó a enseñar los dientes de verdad, con un parcial de 2-7 que le permitió meterse de nuevo en el choque.
Pese a la inercia positiva, no logró ponerse en ventaja en ningún momento de la primera parte, ya que el poderío en los dos aros de Mathias Lessort y el acierto de Kendrick Nunn contrarrestaban la fluidez en ataque de Nigel Hayes-Davis, lo que hizo que los de Atenas se fueran dos puntos por delante al descanso, por 38 a 36. En la vuelta al parqué, silenció ligeramente el Panathinaikos el zumbido otomano devolviendo el 7-2 que había recibido con anterioridad. No fue suficiente aún para tumbar a un conjunto de Estambul, que estaba metido de lleno en la persecución y así lo demostraba con su pegajosa defensa.
Por desgracia para él su consistencia atrás contrastaba con la falta de contundencia ofensiva para certificar la remontada. De hecho tuvo varias posesiones para adelantarse por primera vez en el tercer acto, pero todas ellas las desperdiciaron, fruto de la mala tarde de sus tiradores, que terminaron con un pobre 9 de 35 desde el perímetro, porcentaje al que contribuyó especialmente un Scottie Wilbekin negado ante el aro, que solo pudo acertar una de sus diez tiros a canasta. Y esto no lo perdonó el bando griego, que con un triple y dos tiros libres de Kalaitzakis, sumados a una canasta a la contra de Lessort volvió a situarse con diez puntos de ventaja a falta de nueve minutos. Sin excesivo brillo, pero ante un oponente preso de la desesperación que solo había sido capaz de meter dos puntos en más de nueve minutos, el tramo definitivo del partido fue un paseo por la alfombra roja rumbo a la final. Su rival del domingo saldrá de la segunda semifinal entre Real Madrid y Olympiacos.