La experiencia es un grado y más en el tenis. Eso lo ha aprendido de golpe Joao Fonseca en la tercera ronda del Masters 1000 de Miami. El brasileño ha demostrado que tiene las armas para ser una leyenda del deporte de la raqueta, pero aún le falta cocción para ganar algunos partidos. Ante Álex de Miñaur el brasileño ha hecho un partido excelso, pero la gasolina solo le ha aguantado un set y medio, cuando se ha venido abajo y ha terminado dejándose remontar por el 'aussie'.
El partido comenzó como se podía esperar con estos dos jugadores, pues De Miñaur está consagrado entre los mejores y Fonseca, pese a ser un 'niño' que se enfrentaba por octava vez en su carrera a un jugador del top 30 de la ATP, ya se le puede considerar una de las grandes estrellas del deporte de la raqueta. Y lo ha demostrado a lo grande en el primer set. Con su saque jugando muy suelto, dominando con la derecha y entrando en pista con una facilidad pasmosa para no conceder una sola bola de rotura. Aunque al resto ha sido otra historia, pues su exceso de ímpetu le ha lastrado con demasiados errores no forzados.
El punto clave ha sido el undécimo juego, en el que ha sido capaz de plasmar lo que estaba haciendo en sus turnos de saque cuando era el momento de De Miñaur. Para tener 18 años los recursos del carioca son infinitos y 'demon' no estaba viéndolas venir. Así se ha esfumado el primer parcial con un 7-5 y sobre todo, con la sensación de que se estaba jugando a lo que quería Fonseca en todo momento. El ritmo lo marcaba él mientras el 'aussie' corría y corría sin poder hacer mucho.
El segundo parcial fue otra historia, al menos de inicio, pues el paso por el banquillo le sentó mal a Fonseca, que estaba mucho más lento y le costaba encontrar ese ritmo abrumador, tanto que perdió un saque por primera vez. Sin embargo, cuando se vio con un 3 a 0 en contra revivió y entró en un trance abrumador que dejó muy descolocado a un De Miñaur que no sabía por donde le venían. El arsenal de golpes que tiene el de Río de Janeiro es algo muy pocas veces visto en una pista de tenis y haciendo gala de él igualó la contienda.
A punto estuvo de romper de nuevo y dejar el partido encarrilado, pero ahí el siempre aguerrido australiano se agarró a la pista para salvar dos bolas de rotura y alargar la contienda. A partir de ese momento el duelo se convirtió en una batalla física, con los dos aguantando a duras penas, especialmente un Fonseca al que si se le puede poner un pero es ese, que aún está por hacer y sobre todo en partidos largos y de mucho desgaste sufre más de la cuenta. Y eso lo aprovechó De Miñaur para hacer buena su resistencia y en el duodécimo juego romper el saque de su rival para poner el 7-5 y llevar el duelo al tercer y definitivo set.
Pese a que parecía que la dinámica de De Miñaur y lo mermado que se veía a Fonseca iban a convertir el tercer set en un trámite, nada más lejos de la realidad. Los casi 10 minutos que el brasileño se fue al vestuario a cambiarse de ropa le permitieron tomar aire y enfriaron a su rival. Esto dio lugar a un break de inicio que cambió todo y revivió al sudamericano, que incluso comenzó a conectar aces, algo que hasta ahora no había encontrado.
Pero a partir de ahí todo cambió y bajó a la tierra de golpe. Primero perdió la ventaja y a partir de ahí se fue del partido por completo. El cansancio fue un muro demasiado grande y concedió un parcial de 5 a 0, que aunque luego maquilló, no pudo más y con un 6-3 De Miñaur cerró la victoria en el que se puede considerar uno de los partidos del torneo. Ahora en octavos de final, que serán mañana, por lo que no tendrá mucho tiempo de descanso, se medirá a Matteo Berrettini.