El checo Jakub Mensik, uno de los jugadores de mayor potencial en el circuito ATP, se clasificó este viernes, a sus 19 años, para la final del Miami Open tras doblegar 7-6(4),4-6 y 7-6(4) en las semifinales a Taylor Fritz (n.4).
Mensik disputará este domingo su primera final en un Masters 1000 y lo hará contra el serbio Novak Djokovic, de 37 años, en un choque generacional.
El joven checo pasará este lunes de la posición 54 del ránking mundial al 'top-30' y se convirtió en el primer checo en alcanzar la final de un Masters 1.000 desde 2015, cuando lo logró Tomas Berdych.
Lució su monumental servicio contra Fritz y conectó 25 saques ganadores para salir vencedor de una batalla reñida, decidida en el desempate del tercer set.
De esta forma, se vengó de Fritz, quien en el Abierto de Estados Unidos de 2023 le había concedido apenas tres juegos. Ahora, vivirá su segundo cara a cara con Djokovic. El primero lo disputaron el año pasado en Shanghái y el duelo se lo llevó el serbio.
Con esta victoria, además, Mensik se convierte en el quinto jugador menor de 20 años que disputará la final de este evento en los dos últimos decenios, uniéndose a una lista en la que figuran Rafa Nadal, Djokovic, Sinner y Alcaraz.
Y tras su triunfo, el checo confesó cuál había sido la clave, una persona muy especial que estaba en la grada: "Le estreché la mano. Estaba un rato relajándome con él, así que no me lavé la mano antes de entrar a la pista. Messi fue la clave de hoy". Tras vencer el partido escribió: "Gracias Leo".
Djokovic resuelve por la vía rápida
Horas antes que el checo, Djokovic anuló por completo a Dimitrov (6-2 y 6-3 en 70 minutos) y alcanzó su final número 60 en los Masters 1.000, la octava de su carrera en Miami. Solo Andre Agassi llegó tantas veces a la final del torneo de Florida. Y eso que Djokovic no competía en Miami desde 2019.
El serbio, de 37 años, empató además al suizo Roger Federer como únicos jugadores capaces de alcanzar al menos una final en el Tour ATP en veinte temporadas consecutivas.
El partido de Djokovic y Dimitrov también contó con la presencia de Messi y su familia. Tras el partido, el argentino y el serbio se quedaron charlando en el vestuario e intercambiaron sus camisetas firmadas.