La selección española de tenis femenino cedió este viernes en su estreno en la Billie Jean King Cup ante Polonia de forma muy cruel. Tras las molestias causadas por la alerta roja generada por la DANA que amenazaba Málaga, esta eliminatoria que estaba prevista para el miércoles se pasó al viernes, lo que afectó a la preparación. Y aún así las jugadoras del individual españolas, Sara Sorribes y Paula Badosa iniciaron su lucha con ilusión y garra, y casi se le dan una sorpresa a las centroeuropeas. Pero finalmente no pudo ser y la castellonense cedió con Magda Linette en una guerra de casi cuatro horas y Badosa no pudo rematar la remontada ante Iga Swiatek. Un eliminación dura que además trae un adiós, el de la capitana Anabel Medina.
La exjugadora lleva siete temporadas siendo la encargada de dirigir los designios del equipo nacional, y en ese tiempo ha disputado 14 eliminatorias en la que ha conseguido la victoria en 9 de ellas, por cinco derrotas. Pero eso sí, no ha sido capaz de lograr el objetivo, una Billie Jean King Cup (antigua Copa Federación) que hace más de dos décadas que no se lleva el equipo español. Y eso que en los últimos años han coincido grandes tenistas como Garbiñe Muguruza, Carla Suárez o más recientemente Paula Badosa, pero las circunstancias siempre han sido esquivas impidiendo el cumplir el sueño.
Por todo eso y mucho más a lo largo de estos años, Medina recibió este viernes tras la derrota un homenaje en la pista anexa del Pabellón Martín Carpena, donde la Real Federación española de tenis le hizo entrega de un obsequio por parte de su presidente y estuvo agasajándola en la marcha de un puesto que ha defendido durante estos años. Lo triste es la forma de irse, tras rozar tanto Sara Sorribes como Paula Badosa las victorias ante sus oponentes polacas, lo que hubiera hecho que su adiós se retrasase hasta dentro de unos días.
Ahora falta por ver que es de ella, pues pese a que ha sido madre recientemente y quiere estar con su hijo, tiene mucho futuro como entrenadora, de hecho ya sabe lo que es ganar un grande dirigiendo a una jugadora profesional. Lo hizo junto a la letona Jelena Ostapenko, a la que llevó a la conquista de Roland Garros en 2017, así como a establecerse en el top 10. Por eso mismo, no es descartable que más pronto que tarde esté de vuelta en la parte alta del circuito.