El nombre de
Anthony Martial no pasará a la historia del
Sevilla FC y, si lo hace, desde luego no será de la manera que le habría gustado al delantero francés y a Monchi, que se pasó dos meses luchando por él y realizó un enorme esfuerzo económico para hacerse con su fichaje en el pasado mercado de fichajes de enero.
El resultado es descorazonador: un gol, una asistencia y tres lesiones musculares.
Martial ni siquiera se podrá despedir de la afición del Sevilla FC en el último partido de la temporada, que los de Julen Lopetegui disputarán este domingo en el estadio
Ramón Sánchez-Pizjuán contra el
Athletic Club de Bilbao. El futbolista cedido por el
Manchester United disputó los últimos 23 minutos del anterior choque en Nervión, el empate ante el RCD Mallorca, pero volvió a sentir unas molestias físicas que le dejaron fuera de la lista ante el Atlético y que le han impedido ejercitarse esta semana.
Se irá por la puerta de atrás y sin ni siquiera decir adiós.
Según ha trascendido después del entrenamiento matinal de este viernes en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios,
Martial tampoco se ha ejercitado hoy y está totalmente descartado para el choque contra el Athletic, uniéndose así a las bajas seguras de
Suso Fernández -
que se despidió por carta del sevillismo- y
Fernando Reges, quien sigue trabajando con el resto de sus compañeros aunque evidentemente no está para jugar después de ser operado de su tobillo hace poco más de un mes. La cuarta ausencia obligada para el Sevilla FC es la de
Nemanja Gudelj, que vio en el Wanda una amarilla que acarrea sanción y le impedirá estar frente al Athletic.
Así las cosas, se puede ir haciendo ya un
balance del ruinoso paso de Martial por el Sevilla FC. Han sido
cuatro meses y medio de estancia, que le han salido a la entidad por un gasto total de
más de seis millones de euros y que se han traducido en
sólo 12 encuentros oficiales, nueve de ellos de titular, con
673 minutos de juego en los que sólo ha producido
un gol ante el Dinamo de Zagreb en los dieciseisavos de la Europa League y
una asistencia contra el Elche CF en su segundo partido en LaLiga.
Al Sevilla FC le sale a casi un millón de euros el partido de Martial, que llegó en enero -junto al Tecatito Corona- para darle un salto de calidad a una plantilla que en esos momentos soportaba de manera heroica la plaga de bajas y resistía en la segunda plaza de LaLiga, afianzado como la única alternativa al título liguero para el Real Madrid. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Llegó y desde el principio disfrutó de privilegios. En Nervión nunca confirmaron el secreto a voces de que Martial
llegó con un contrato que le aseguraba jugar por decreto y, claro, eso tampoco le ha ayudado nada. Aterrizó en Sevilla después de muchos meses de ostracismo y le costó asimilar el cambio radical de no jugar nunca a hacerlo siempre, al tiempo que a la afición le fastidió ver que era titular pese a que su rendimiento iba mucho más allá de lo simplemente decepcionante.
Martial fue titular en sus cuatro primeros partidos como blanquirrojo hasta que se rompió en los isquios en una visita al Espanyol.
Volvió más de un mes después, juto para ayudar en la eliminatoria europea de octavos de final ante el West Ham, pero jugó otros cuatro choques y se volvió a romper. Reapareció hace dos semanas, jugando los últimos 23 minutos ante el RCD Mallorca y desde entonces ni siquiera se le ha visto por los campos de entrenamiento.
Este domingo, no podrá despedirse del Sevilla FC sobre el terreno de juego y, así, está claro que su nombre no pasará a la historia del club. Y mejor que no lo haga, porque, si lo hace,
será con el cartel de uno de los mayores fiascos en el mercado invernal de LaLiga.