Retoma el
Sevilla FC la competición liguera con un trabajado
empate en casa de un teórico rival directo, la
Real Sociedad, más cansado pero
dominador durante la primera hora de encuentro, hasta el punto de rozar y quizás merecer adelantarse. Lo impidió Bono, inabordable por alto y por bajo ante los intentos de
Isak, Zaldua y, especialmente,
Oyarzabal, a quien detuvo un
penalti que, a la postre, resultó decisivo. Unas tablas labradas a pico y pala con el cemento aportado por el meta marroquí, de nuevo
crucial para los hispalenses.
No fue el
arranque soñado, pues, pese a tener dos días menos de
descanso (y muchos menos contando antes de los compromisos europeos con el extra por el aplazamiento del duelo ante el
Barça), el anfitrión
avasalló al cuadro de
Lopetegui, con una presión alta que incomodaba a los blanquirrojos.
Sorloth, indetectable entre líneas, estrenaba titularidad con varias
cabalgadas peligrosas, aunque
Diego Carlos se mostró infranqueable. Incluso, agobio mediante,
Lamela se atrevió con un disparo desde la frontal que se marchó
alto, aunque, al menos, ayudó a
desperezarse.
Tanto fue así que el juego se
equilibró sobremanera a partir del cuarto de hora. Incluso, los hispalenses pudieron ponerse por delante casi sin querer, pues el achique en campo rival puso nervioso a
Álex Remiro, que trató de despejar y vio cómo el balón rebotaba en
Mikel Merino y estaba a punto de introducirse en su propia portería. Las
ocasiones, en realidad,
escaseaban o, directamente, brillaban por su ausencia, aprovechando ambos los errores del oponente para correr en busca de un hueco en las nutridas y eficientes retaguardias. De hecho, fue un un
fallo el que pudo romper el empate inicial: mano
evitable de Diego Carlos en su cuerpeo con Sorloth que
Mateu, previa consulta con el monitor del
VAR, señala sin dudas. Lo lanzó
Oyarzabal, flojo y por el centro, parando
Bono con los pies.
El
susto, gordo, no varió el guion un ápice, con la Real
apretando y el Sevilla,
replegado y aguantando el tirón.
Lopetegui coincidía seguramente con este análisis, por lo que mandó a calentar a varios futbolistas, entre ellos
Óscar Rodríguez y Ocampos. Algo había que
cambiar. Y pronto. Los blanquiazules no cejaban en su empeño, acariciando el gol en un saque de banda peinado hasta dos veces en el área nervionense que Isak, revolviéndose en el segundo palo, mandó entre palos para un nuevo
paradón de Bono, certero forzando el córner. Y eso que el sueco estaba
lesionado, con un pinchazo en el muslo izquierdo que le
obligó a marcharse poco después.
No hubo nada más digno de reseñar antes del intermedio, más allá de un tiro de
Rakitic desde la frontal que únicamente valió para alimentar la
estadística, pues resultó
estéril. El descanso fue la mejor noticia para el Sevilla FC. Bueno, la segunda mejor, tras la parada de Bono a Oyarzabal en un
penalti que pudo decantar la balanza a favor de los de Imanol, manifiestamente
mejores en una primera mitad
para olvidar de los visitantes, sin apenas presencia en el área rival y con demasiadas pérdidas a la hora de hilvanar sus ataques. Tocaba reflexionar y, seguramente, acometer
variaciones antes de que fuera demasiado
tarde. Y pudo ser bastante peor, pues
Januzaj mandó a puerta una falta
lejanísima que tuvo que sacarse de encima el cancerbero marroquí como pudo.
Ocampos y Óscar salieron al verde en el intermedio, un movimiento en busca de balón, pero, sobre todo, de
verticalidad. Había que recuperar la iniciativa, si bien urgía más
inquietar de verdad, no quedar sólo a expensas de una acción
aislada. Al menos, el primer objetivo se consiguió, en parte por el desgaste del anfitrión, aunque lo importante era que el
panorama había cambiado. De hecho, el
Papu casi canta bingo al salvar un balón que se perdía por la línea de fondo con un
centro-chut que despejó con apuros
Remiro. Al filo del cuarto de hora, Lucas peinó sin acierto un servicio de
Navas. La evidencia del
equilibrio resultaba palpable. Y casi lo materializa
En-Nesyri, que no cazó por muy poco en el segundo palo un disparo mordido de
Jordán.
Paradójicamente, se invirtió de nuevo la
tendencia, a pesar de que los
cambios realistas introdujeron
juventud y pujanza, perdiendo, eso sí, calidad.
Lobete no enganchó en el área una pelota que se paseó por la misma, mientras que
Zaldua provocó la estirada de
Bono con un derechazo desde muy lejos. Con todo, un contragolpe lanzado rápidamente por Jordán permitió la carrera de
Rafa Mir y el derechazo del ex del Huesca que desvió con algo de
suerte Remiro, pues se coló entre las piernas. No hubo margen para más, pues el
asedio final de los hombres de Imanol, casi siempre por alto, fue abortado por la mayor talla de un cuadro blanquirrojo que, pese al amago final de
Diego Carlos, suma su
tercer empate consecutivo, segundo en
LaLiga.
FICHA TÉCNICA.-Real Sociedad: Álex Remiro; Gorosabel (Zaldua 74'), Aritz Elustondo, Le Normand, Aihen Muñoz; Zubimendi, Mikel Merino; Portu (Guevara 74'), Sorloth (Valera 74'), Oyarzabal (Lobete 58'); e Isak (Januzaj 39').
Sevilla FC: Bono, Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña; Fernando, Rakitic (Óscar Rodríguez 46'), Delaney (Joan Jordán 60'); Lamela (Ocampos 46'), Papu Gómez (Rekik 85') y En-Nesyri (Rafa Mir 70').
Árbitro: Mateu Lahoz (valenciano). Amarilla a los locales Aihen Muñoz y Januzaj, así como a los visitantes Rakitic, Lamela y Óscar Rodríguez.
Incidencias: Encuentro de la quinta jornada de LaLiga, disputado en el Estadio Anoeta (Reale Arena) de San Sebastián ante 23.757 espectadores.