El fantasma de febrero amenaza
Nervión y exige una
reacción inmediata para no quedar petrificado por el miedo y evitar pesadillas pasadas. El fiasco copero y la resaca liguera con un empate insuficiente ante el Alavés han suscitado las mismas dudas que por estas fechas iniciaron el curso anterior una caída mayúscula.
Tanto que le costó el puesto a
Pablo Machín, incapaz de enderezar el rumbo de un equipo que entró en barrena y encadenó una serie de resultados negativos que le pasó factura en la tabla y la postre
lastró su objetivo de clasificarse para la
Champions. Cierto que el
Sevilla del soriano ya había evidenciado síntomas de flaqueza en el arranque de 2019, lo que se precipitó hace ahora un año con un
mes aciago para los intereses nervionenses.
No en vano,
aquel Sevilla sumó un
único punto de 12 posibles, racha negativa que se prolongó en marzo con una nueva derrota. Curiosamente,
el calvario comenzó ante el próximo rival nervionense, un
Celta que como ahora se hallaba en una situación
extremadamente delicada y que tomó aire a costa de un cuadro nervionense completamente timorato y sin alma.
Tras esa derrota por 1-0,
rescató un empate con épica en el ocaso contra el Eibar, lo que no sirvió para despertar, pues seguidamente sufrió
tres golpes consecutivos ante Villarreal (3-0), Barcelona (2-4) y Huesca (2-1), está última ya en marzo. Pese a la pobre imagen del equipo, el club mantuvo a
Machín, salvado por la goleada a la Real Sociesdad (5-2) pero condenado definitivamente por la ridícula
eliminación contra el Slavia de Praga.
Este precedente debe servir de advertencia al
Sevilla de Lopetegui para buscar soluciuones de urgencias para sus problemas en la generación de peligro o con el balón parado rival. El calendario depara ahora dos choques contra
los dos últimos clasificados, Celta y Espanyol, no por ello sencillos, como ya quedó en evidencia en la visita del
Alavés, otro equipo en la zona peligrosa.
Primero visita
Balaídos con la adicional carga de un
precedente que hizo mucho daño al anterior proyecto y que se afrontó en circunstancias muy parecidas.
El Sevilla de Lopetegui está obligado a no repetir la historia ante un conjunto vigués que
acumula ocho partidos sin ganar, por los seis del año pasado, con
cinco derrotas consecutivas. Después recibe al
Espanyol, ahora colista y la
víctima preferida del Sevilla históricamente, pues es, de lejos, al rival que más veces le ha ganado a lo largo de su existencia.
Además, los pericos han sido en más de una ocasión en este siglo una bomba de oxígeno para los blanquirrojos, con triunfos en momentos muy comprometidos. Es vital obtener
buenos resultados en estos dos choques, porque luego, en la última cita de un mes de febrero que ha iniciado con pinchazo,
viaja al Coliseum para medirse contra el Getafe en una batalla por Europa.