La declaración del estado de alarma en España, y las restricciones a la movilidad que conlleva, ha colocado en situación muy difícil a los deportistas de elite en una fase del año en la que necesitan acumular volumen de entrenamiento con miras a unos Juegos Olímpicos cada vez más comprometidos por la pandemia de COVID-19.
El caso de la venezolana Yulimar Rojas, nueva plusmarquista mundial de triple salto en pista cubierta (15,43) y la aspirante más cualificada a proclamarse campeona olímpica en los Juegos de Tokio, ejemplifica el desasosiego que experimentan miles de deportistas en todo el mundo.
Afincada desde hace años en Guadalajara, donde se entrena bajo la dirección del cubano Iván Pedroso, Rojas, como el resto de los residentes en España, sólo puede salir de casa para comprar alimentos, acudir a una farmacia o pasear brevemente al perro.
"Hola. Estoy todo el día en casa. No podemos estar por la calle, solo para lo necesario. Nosotros estamos bien. Por ahora entrenaremos a la medida que podamos. La pista está cerrada. Hay que tener calma y cuidarse mucho. Esto pasará con la ayuda de Dios", ha escrito Yulimar en su cuenta de Twitter.
Centros de Alto Rendimiento, gimnasios, pistas de atletismo y parques públicos han sido clausurados en España para evitar la propagación del coronavirus y tampoco está permitido correr por la calle. Quienes lo hacen se arriesgan a pagar multas de hasta 2.000 euros.
Las medidas restrictivas de la movilidad decretadas por el Gobierno, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, constituyen también un grave inconveniente para ciclistas y corredores de fondo.
En una fase de acumulación de kilómetros, los fondistas se ven obligados a exprimirse en sesiones de rodillo o plataforma rodante tan largas como tediosas para mantener viva la llama olímpica que ha iluminado sus ilusiones desde hace cuatro años.
La atleta española Julia Takacs, medallista de bronce europea en 50 km marcha, abrió un debate al preguntarse públicamente si su presencia en espacios públicos para entrenar podría figurar entre las excepciones contempladas en el decreto de estado de alarma, ya que, al fin y al cabo, en eso consiste su trabajo.
"Y digo yo... y todos los deportistas que viven del deporte... ¿si tu trabajo es salir a entrenar, pudiendo hacerlo al aire libre sin necesidad de gimnasios o pista, tampoco? No hace falta ir en manadas, pero cada uno individualmente? Se necesitará alguna solución", clamaba Takacs en un tuit.
El Comité Olímpico Español resolvió rápidamente sus dudas al recordar que el Real Decreto "nos afecta a todos y debemos cumplirlo".
La reflexión de Julia Takacs abrió un debate en el que no faltaron insultos, de modo que, a la vista del incendio, tuvo que escribir: "Mi pregunta no fue tan descabellada, y a todos los que me habéis insultado por formularla solo puedo deciros que no le he faltado el respeto a nadie, ha sido una duda que más de uno hemos tenido. Si el aburrimiento os causa esa reacción veremos qué pasa en 15 días".
Porque el Real Decreto abarca un plazo de 15 días, pero el Gobierno español contempla la posibilidad más que plausible de tener que prorrogarlo, con la aprobación del Congreso.
Las presiones de los deportistas sobre el Comité Olímpico Internacional y el Comité Organizador de Tokio 2020 para que asuman con resignación que los Juegos no podrán celebrarse con la pandemia de COVID-19 campando por sus respetos, son cada vez más fuertes.
El COI es rehén de sus propias palabras. Decidió, sin consultar a las federaciones de atletismo, trasladar a Sapporo (800 km al norte de Tokio) las pruebas de marcha y el maratón de los Juegos para preservar la salud de los atletas, y ahora el peligro es mucho más grave que entonces.
Al confirmar la decisión, en octubre pasado, el presidente de la Comisión de Coordinación del COI, el australiano John Coates, contestó con un rotundo "no" a la pregunta de si todavía había posibilidades de que dichas pruebas se disputaran en Tokio.
"El COI quedó impresionado por lo que vimos en Doha en condiciones similares a las de Tokio en temperatura y humedad, y no queremos que Tokio sea recordado por las imágenes que se vieron en Doha en el maratón y la marcha", explicó Coates en alusión a los campeonatos del mundo de atletismo, que se disputaron en la capital catarí del 27 de septiembre al 6 de octubre.
Sobre los deportistas de elite se cierne ahora una doble amenaza: el coronavirus y la imposibilidad de entrenarse adecuadamente para los Juegos Olímpicos, que adoptarían una versión desvirtuada en caso de celebrarse.