Las temperaturas han bajado ostensiblemente,
El Plantío amaneció nevado esta semana, se espera en
Burgos una mínima de 3 grados bajo cero… pero
el Málaga no teme ese frío ni ninguna incidencia climática. Lo que le da mucho respeto es volver a jugar lejos del calor que desprende La Rosaleda y su ferviente afición.
No es para menos. El mejor líder de Europa si nos atenemos únicamente a los partidos como local se vuelve a desplazar tras las dos victorias consecutivas cosechadas ante
Tenerife y
Las Palmas. Y ahí fuera no sabe lo que es ganar en esta Liga. 8 partidos jugados, 5 derrotas y 3 empates con 6 goles a favor y 16 en contra.
Números devastadores, de los peores de Segunda, que se unen a esas temperaturas tan bajas a las que los malaguistas no están habituados. “
No me precupa nada que no pueda controlar”, ha explicado José Alberto López antes de emprender viaje a tierras interiores y después de añadir que, a pesar de la nieve caída en Burgos, cree “que
el campo va a estar bien y si está mal lo que tenemos que hacer es adaptarnos, ponernos el mono de trabajo y competir al máximo nivel adaptándonos a las circunstancias”.
De momento, sus actuaciones como visitante, haya hecho frío o calor, han sido en numerosos casos decepcionantes. Nada que ver con la actitud con la que avasallan a los rivales en su estadio. Esa cuestión, que parece más anímica que futbolística, es la que hay que resolver para derrotar a un rival que ha conseguido 4 de sus 5 triunfos ejerciendo de anfitrión.