Madrid, 23 mar (EFE).- Cuatro semanas. El tiempo que tarda la luna en dar una vuelta a la Tierra. Todo ese periodo se va a tomar el COI para decidir si mantiene los Juegos Olímpicos de Tokio en las fechas previstas o, si como parece probable, los aplaza a un periodo por determinar.
Una "tremenda incertidumbre". El propio presidente del COI, el alemán Thomas Bach, admitió el sentimiento que debe embargar a las decenas de miles de deportistas que preparan los Juegos en plena pandemia de coronavirus, sin saber cómo y en dónde entrenarse y cuándo podrán volver a hacerlo con normalidad.
Pero añadir cuatro semanas genera, como dijo hoy el presidente de la Federación Española de Atletismo, Raúl Chapado, una mayor "ambigüedad".
"El plazo establecido por el COI para tomar una decisión definitiva sobre el aplazamiento de los Juegos Olímpicos no solo no favorece a los atletas, sino que no hace más que aumentar su nivel de incertidumbre, de tensión y de estrés", dijo Chapado, él mismo exatleta.
Durante esas cuatro semanas, mientras llega el veredicto del COI, los deportistas tendrá que seguir pensando que los Juegos se inaugurarán el 24 de julio. Pero muchos de ellos pasarán este mes confinados en casa -caso de la mayoría de los europeos- o entrenando a baja intensidad, de ningún modo compitiendo y, en todo caso, viendo cómo desaparece su mejor momento de forma.
"Esta incertidumbre", les ha dicho Thomas Bach a los deportistas en una carta pública, "nos sacude los nervios y levanta o refuerza las dudas sobre un futuro positivo; destruye la esperanza. Algunos incluso tienen que temer por su propia existencia".
"En este momento, nadie puede realmente hacer afirmaciones totalmente fiables sobre la duración de esta lucha contra el virus (...) Por lo tanto, el COI no puede responder a todas sus preguntas", añadió en su carta, en una implícita apelación a la paciencia.
Pero no ha convencido a todos. El ciclista británico Callum Skinner, subcampeón olímpico de velocidad, tachó hoy de "terco y arrogante" a Bach por aplazar cuatro semanas la decisión.
"Es un retraso demasiado largo, su terquedad y arrogancia debilita el movimiento olímpico. No es la primera vez que coloca sus propias motivaciones antes que las de los atletas y el movimiento olímpico ", aseguró en Twitter el deportista británico.
Skinner, miembro de la Asociación Global de Atletas, crítica con los actuales dirigentes deportivos internacionales, también mostró su disconformidad en un comunicado.
"Esta decisión es inaceptable, irresponsable e ignora nuevamente los derechos de los atletas. Durante las próximas cuatro semanas el mundo se ralentizará gradualmente, el Covid-19 se llevará tristemente otras vidas y, sin una respuesta clara, los atletas son llamados indirectamente a entrenar", comentó.
Un dato ofrecido por el propio COI revela la magnitud del número de deportistas que desconocen su futuro profesional a medio plazo: se han clasificado ya para los Juegos el 57 % de los 11.000 participantes previstos. Es decir que un 43 %, unos 4.700 atletas, siguen pendientes de su proceso de selección.
Aunque los dirigentes olímpicos habían mantenido hasta ahora que no sería el COI quien tomase la decisión sobre la conveniencia de disputar los Juegos, sino que este organismo acataría lo que le recomendasen las autoridades sanitarias, el comunicado que emitió el COI este domingo para anunciar el nuevo escenario no mencionaba ni una sola vez a la OMS. Solo en la carta de Bach a los deportistas hay una alusión a su pertenencia al grupo de seguimiento. La decisión está ahora en manos de los socios olímpicos.
Si estas cuatro semanas serán de incertidumbre y de descanso competitivo para los deportistas, los equipos legales del COI afrontan por su parte un reto mayúsculo, más difícil que batir un récord mundial de Usain Bolt.
Las televisiones, con la estadounidense NBC a la cabeza, y las catorce empresas patrocinadoras del programa TOP (The Olympic Partner), que van desde Coca-Cola a Visa, pasando por Samsung o Bridgestone, tendrán mucho que decir sobre un posible aplazamiento de los Juegos. Lo mismo que las decenas de compañías que han firmado acuerdos locales con Tokio 2020. Para todas serán, también, cuatro semanas de incertidumbre. Los contratos que negociaron durante meses, a veces años, tendrán que revisarse en cuestión de días.
Los Juegos de Tokio tienen un presupuesto de 12.600 millones de dolares.
El COI se financia enteramente con fondos privados. El 73 % de sus ingresos procede de la venta de los derechos de televisión de los Juegos. La NBC, la que más paga, es básicamente quien sostiene todo. Para el periodo 2014-2020 aportó 4.380 millones de dólares.
El COI destinó 1.531 millones de dólares de sus ingresos a los Juegos de Río 2016, una cantidad que se espera sea mayor en Tokio 2020.
Fuentes del movimiento olímpico dan por hecho que la decisión de aplazar los Juegos está tomada y que este próximo mes se empleará en renegociar contratos, para que la gran cita deportiva pueda celebrarse en otras fechas con el menor perjuicio económico posible. Los deportistas y las empresas, por lo que ya han manifestado, agradecerían que la decisión llegase cuanto antes. Si es posible, antes de que la luna dé otra vuelta completa a la Tierra.
Natalia Arriaga