Phillip Island (Australia), 28 oct (EFE).- El español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V) sumó en Australia la undécima victoria de la temporada, la quincuagésimo quinta en la categoría de MotoGP, octogésimo primera en el cómputo global de su carrera deportiva, a sólo nueve de un mito español del calibre de Ángel Nieto y esos números son más que suficientes para valorar que nos encontramos ante un mito del motociclismo español y mundial.
Márquez señaló en Tailandia que su objetivo de la temporada, además del título mundial, era intentar acabar todas las carreras en el podio, pero seguramente por un "punto de humildad" o si se quiere de respeto hacia sus rivales, no añadió que le gusta más el primer peldaño del podio que el tercero y que siempre que pudiera lucharía por estar lo más arriba posible.
Lo ha hecho ya en once ocasiones y seguro que lo intentará en las dos que faltan, Malasia y Comunidad Valenciana, pero las cifras de Marc Márquez resultan siempre esclarecedoras, cuando no abrumadoras pues de todos los triunfos de la presente campaña los cinco últimos han sido consecutivos y, seguramente, la moral de muchos de sus rivales estará por los suelos pensando en que "no hay quien venza a este tío".
El italiano Andrea Dovizioso sucumbió a su agresividad de últimas vueltas en Motorland Aragón, el francés Fabio Quartararo lo hizo en San Marino, Tailandia y Japón, y ahora le ha tocado el turno a Maverick Viñales y eso, sólo hablando de sus últimos cinco triunfos que no hacen sino demostrar que el hambre de victoria del piloto de Repsol Honda es absolutamente insaciable.
En Australia hubo otro piloto que lo dominó todo, los entrenamientos libres y también una segunda clasificación que se tuvo que disputar, inusualmente, el mismo domingo, como consecuencia del fuerte e intenso viento que el sábado provocó el accidente del portugués Miguel Oliveira (KTM RC 16), obviamente estamos hablando del español Maverick Viñales (Yamaha YZR M 1), paradójicamente el último vencedor en Phillip Island, hasta que ayer, en la recta de meta, al principio de la última vuelta, le superó Márquez.
Viñales hizo un fin de semana prácticamente perfecto, demostrando que a la Yamaha YZR M 1 le "sienta" muy bien Phillip Island, pero en carrera el "caníbal" Márquez deja poca comida a sus rivales y esta vez tampoco fue una excepción.
Pero lo cierto es que independientemente de la victoria, laboriosa pero impecable de Marc Márquez, no merecía un final como el que protagonizó Maverick Viñales, quien se había ganado más que sobradamente su derecho a estar en el podio, pero esa oportunidad tendrá que esperar.
Quien no tuvo que esperar más fue el italiano Lorenzo dalla Porta (Honda) en Moto3, los números en el campeonato le avalaban y apenas necesitaba cuatro más que Arón Canet (KTM) para ser campeón, o que su compatriota Tony Arbolino (Honda), algo prácticamente impensable salvo caída, le sacase más de 18 puntos, pero el joven "chaval" de Prato, de 22 años, salió a pista dispuesto a refrendar su título con una victoria que poder dedicar a su abuela, Nicoletta, que falleció la jornada antes del inicio de la carrera de Tailandia.
Su dorsal 48, en honor al año de nacimiento de su abuela, recorrió las veinte vueltas de la carrera de Moto3 con la convicción de saberse campeón del mundo y, por si acaso, Arón Canet, en un fallo por precipitación en las primeras vueltas, le dejó el camino expedito a las primeras de cambio.
El punto opuesto le tocó vivir a Alex Márquez (Estrella Galicia 0'0 Kalex), que en lugar de aumentar la ventaja en puntos frente a sus rivales, cedió terreno ante todos ellos, salvo a Augusto Fernández (Kalex), que nunca estuvo a gusto en Phillip Island, y la decimonovena posición le alejó definitivamente de la lucha por el campeonato del mundo.
Alex Márquez puede tener una "bola de partido" en Malasia, pero para ello tendrá que plantearse acabar por delante tanto de Thomas Luthi como de Brad Binder y Jorge Navarro.
Por Juan Antonio Lladós