Marta Sánchez
Esta temporada por fin parecía que se iba a acabar el dominio de Max Verstappen. Está siendo un campeonato con unas carreras más interesantes que en los últimos años y esto es gracias a que no hay tanta superioridad en Red Bull, y las victorias se reparten entre varios pilotos. El mundial también podría ser mucho más disputado, si el McLaren lo manejase alguien que no fuera Lando Norris, que no tiene opciones ningunas de llevarse el título.
Debería tenerlas, ya que su escudería va líder en el mundial de constructores gracias al 'sorpasso' que le dio a Red Bull hace varias carreras. Pero el británico no es un piloto lo suficientemente bueno como para luchar contra toda una bestia como es Verstappen. Y no es por falta de talento a la hora de conducir, es que para ser un gran piloto de Fórmula 1 se necesitan muchos más ingredientes.
Para pelear por un mundial en Fórmula Uno es necesario tener una mentalidad de hierro. Es imposible que no haya fracturas, pero hay que saber gestionar la presión al máximo nivel, mientras conduces a más de 300 kilómetros por hora y debes tomar una decisión en milésimas de segundo. Y no te puede temblar el pulso al hacerlo, como se ha demostrado que le pasa a Norris.
En una situación de presión ligera, como ha sido la carrera al sprint del Gran Premio de Estados Unidos. El de McLaren quería superar a Verstappen en la última vuelta, pero ante un ligero ataque de Carlos Sainz la ha liado y se ha pasado de frenada, cayendo hasta la tercera posición. Pero estos fallos los ha demostrado a lo largo de varias carreras, arruinando él solo sus opciones de conseguir su primer campeonato. La estadística lo refleja ya que Max Verstappen ha sumado más puntos que Norris desde el GP de Miami, la peor etapa del tricampeón en años. De hecho, se va a salvar porque quedan pocas carreras, pero Oscar Piastri podría superarle en la clasificación siendo mucho más inexperto.
El británico no tiene la sangre lo suficientemente fría como para que los nervios y la presión no le pasen factura en sus resultados en las carreras. Y lo peor es que su rival no es alguien sencillo. Todo lo contrario. Desde sus primeras carreras en Red Bull, con tan solo 18 años, ya demostró que él si tenía hambre de victoria, y no le importaba arriesgar al máximo y pisotear a cualquiera para conseguirlo, de hecho siempre ha pecado por esta razón. Por lo que esta pelea por el título se asemeja a una lucha entre un perrito y un león, y está claro quién tiene las de ganar.