El Mundial de Fórmula 1 vivió este fin de semana uno de sus fines de semana más especiales de todo el año con la disputa del Gran Premio de Brasil en el mítico circuito de Interlagos, un lugar que siempre deja grandes momentos y que este año no fue menos. Lluvia, accidentes, drama y una remontada de leyenda de Max Verstappen que le pone a tiro de su póker de títulos. Sin embargo, hubo un titulo que sufrió de lo lindo en el trazado paulista, Fernando Alonso. El español se estrelló en la Q3 cuando según él, estaba para lograr la pole, no por el coche, si no por las condiciones de la pista. Sin embargo, a partir de ahí, todo fue a peor y gran parte de la culpa es de Aston Martin.
En la carrera, donde salía noveno tras un gran trabajo de los mecánicos para arreglar los desperfectos del choque, Alonso no tuvo ritmo en ningún momento, de hecho, cuando estaba sin opción alguna de puntos se desplomó en la radio, confesando que solo acababa la prueba para agradecer el trabajo de los suyos, pero el coche le estaba haciendo mucho daño en la espalda por los botes que daba. Y por eso mismo, la propia estructura de Silverstone ha reconocido que no se merecen, ni el asturiano ni Lance Stroll, lo que están viviendo.
Hay que recordar que el año pasado Alonso logró en Interlagos su último podio hasta ahora, pero desde entonces, el coche ha ido a peor y a peor, y Mike Krack, jefe del equipo, ya reconoce públicamente que no son capaces de dar a sus pilotos lo que se merecen. "Tenemos que asumir la responsabilidad de no estar dando a Lance y Fernando el coche que se merecen. Están siendo muy pacientes, pero les estamos pidiendo demasiado en estos momentos". Y es que el de Brasil ha sido "un fin de semana a olvidar" para su equipo.
Eso sí, lo achaca a varias cosas, como que ha sido un" triplete brutal" con las pruebas de Austin, México y Brasil, en las que además no han sumado puntos, lo que "pasa factura al equipo que trabaja en pista y en la fábrica". Y sobre todo, es consciente de que han dado un paso atrás muy serio en todo el año, hasta el punto de que ahora son el octavo equipo, cuando hace no mucho peleaban por estar entre los cuatro o cinco primeros, con opciones a podio y puestos de honor. Y lo peor es que no se vislumbra un cambio a corto plazo.