El inglés Lewis Hamilton (Mercedes), que desde hace dos semanas ya era séptuple campeón del mundo, ganó de nuevo este domingo. Se anotó el Gran Premio de Baréin, antepenúltimo del año, marcado por el escalofriante accidente del francés Romain Grosjean (Haas), que salvó milagrosamente la vida en el circuito de Sakhir, donde el español Carlos Sainz (McLaren) acabó quinto.
Hamilton, que el sábado había elevado a 98 su propio récord de 'poles' alzó asimismo a 95 su otra gran plusmarca histórica, la de victorias. Al firmar su undécima del año, esta vez por delante de los dos Red Bull, el del holandés Max Verstappen y el del tailandés Alexander Albon; tercero en una carrera nocturna que arrancó con una fugaz pesadilla y acabó con otra sensacional remontada de Sainz.
El español ascendió del decimoquinto al quinto y su equipo, gracias también al cuarto puesto del inglés Lando Norris, ya es tercero en el Mundial de constructores. Resuelto hace cuatro semanas a favor de Mercedes, que festejó su séptimo título seguido.
McLaren se aprovechó de las retiradas de los dos Racing Point: el canadiense Lando Norris, por accidente; el mexicano Sergio Pérez, por el inmenso infortunio de quemar el motor a falta de tres vueltas, cuando era tercero y casi rozaba su décimo podio en F1.
Que Hamilton -que hace dos semanas había igualado en Turquía el récord de siete títulos del alemán Michael Schumacher- vuelva a ganar no es noticia. Pero a punto estuvo de haberla, y muy triste, en la antepenúltima carrera del año, en la pista del desierto de las afueras de Manama, la capital del reino arábigo.
La jornada arrancó con susto gigantesco, por el escalofriante accidente que sufrió Grosjean. Al tocarse con el Alpha Tauri del ruso Daniil Kvyat, el francés se estrelló contra la barrera y destruyó de forma espectacular su monoplaza, que se incendió.
La carrera se interrumpió de forma inmediata, con bandera roja. Pero al tardar en ofrecerse la repetición del accidente, del que en directo se había apreciado que el coche estaba envuelto en llamas, durante unos instantes se temió lo peor.
Más adelante se vieron las imágenes de Grosjean, consciente y sin aparentes problemas, en el coche médico. Con lo cuál se recuperó momentáneamente la calma en el circuito de Sakhir.
Pero después, cuando se ofreció la repetición de la evacuación del francés, que durante unos segundos estuvo ardiendo dentro del 'cockpit' de un coche partido literalmente en dos, los corazones volvieron a encogerse: Grosjean reaccionó todo lo rápido que pudo. Pero tardó 27 segundos en salir del coche y sigue vivo de milagro. Las medidas de seguridad funcionaron. Y quienes -con restricción de personal en pista, a causa de la pandemia- arriesgaron y lo ayudaron a salir de ese infierno, entre ellos Alan Van der Merwe, conductor del coche médico, pueden considerarse auténticos héroes.
La pesadilla se saldó inicialmente con pequeñas quemaduras en manos y tobillos; antes de que Grosjean fuese evacuado a un hospital militar de Manama para ser examinado de forma más detallada.
La carrera se interrumpió en la primera vuelta, en la que el británico Lewis Hamilton (Mercedes) mantuvo su primer puesto; y en la que volvió a salir mal su compañero finlandés Valtteri Bottas, que arrancaba junto a él desde la primera fila.
Bottas acabó octavo y sólo le saca ya doce puntos a Verstappen, que aún podría arrebatarle el subcampeonato. 'Mad Max' avanzó un puesto y era segundo cuando se ondeó la bandera roja, momento en el que el mexicano Pérez -que como la gran mayoría salió con neumático medio- había mejorado dos plazas y era tercero cuando, casi una hora después del accidente de Grosjean, se reanudó el Gran Premio.
Sainz, decimoquinto en parrilla y que salió con blandos, afrontó decimotercero la segunda salida. Limpia por delante, pero en la que rápidamente se decretó la entrada en pista del coche de seguridad, a causa de otro espectacular accidente -vuelta de campana incluida- de Stroll, el compañero de 'Checo' en Racing Point. Sin puntos este domingo y a catorce ahora de McLaren, tercera por equipos.
El monegasco Charles Leclerc (Ferrari), que había salido duodécimo, con duros -mejoró dos plazas-; era séptimo al relanzarse la prueba, aprovechando el caos para colocar rápidamente el medio.
El talentoso piloto madrileño pescó a cuchillo en río revuelto y poco más adelante, cuando paró el australiano Daniel Ricciardo (Renault), era sexto; justo detrás de su compañero Norris, con Albon cuarto, por detrás del trío cabecero. Que paró poco después: primero Hamilton, que repitió medio; y después Verstappen y Checo, que cambiaron a duros.
Carlos, que llegó a rodar tercero con las paradas anteriores, entró en garaje en la 22. Soltó el blando, puso medio y retornó a pista undécimo, cinco giros antes de que todo se reordenase y fuera de nuevo sexto, por detrás de Norris.
A sabiendas de que a Hamilton le quedaba, al menos, otra parada, Verstappen le anunció a su equipo que no tenían nada que perder, cuando Bottas se hundía en el puesto once, antes de acabar octavo; por detrás del francés Pierre Gasly (Alpha Tauri), sexto, y de Riccierdo.
Pero en lo que quedaba de carrera iban a tomar la palabra los neumáticos, así que Max paró en la 35 para poner de nuevo duros y le cedió el segundo puesto a 'Checo', que el año que viene será reemplazado por el alemán Sebastian Vettel -decimotercero este domingo- en un equipo que pasará a llamarse Aston Martin.
Hamilton cambió a duro una más tarde y salió delante del bravo piloto tapatío, que presa del infortunio perdió el podio a falta de tres vueltas. Pérez, que le cedió, por dos puntos, el cuarto puesto del Mundial a Ricciardo; informará este lunes acerca de su futuro, sin descartar un año sabático, a pesar de su gran temporada.
La rotura de motor de 'Checo' le cayó como regalo del cielo a Albon, cada vez más cuestionado en Red Bull. Que podrá relajarse unos días, antes de que este circuito albergue el próximo fin de semana, con otra configuración, el Gran Premio de Sakhir. En su anillo exterior -sin el segundo de los tres sectores y uniendo la curva 4 con la 13-, de sólo tres kilómetros y medio.