Francisco Salas4 min lecturaLesionado, con 37 años, ante el mejor rival que se ha encontrado en París, pero ni con esas, Novak Djokovic es el mejor tenista de la historia y lo está demostrando en los Juegos Olímpicos de París. Nole lo volvió a hacer y, cuando peor tenía la peor pinta posible y ofrecía la sensación de estar contra las cuerdas, con el marcador en contra y evidentes molestias físicas en su rodilla derecha, la operada tras Roland Garros, emergió, tuvo una recuperación milagrosa y echó por tierra las esperanzas de su rival, el griego Stefanos Tsitsipas, confiado y otra vez privado del éxito que vio cerca y del podio olímpico por su 'bestia negra'.
No aprende la lección el heleno al que le sucede una y otra vez con Djokovic, ante el que cada vez que tiene el triunfo cerca le cae el peso de la presión encima. Y esta vez le volvió a pasar, y es que cuando el número dos del mundo había amarrado con autoridad la primera manga, por un 6-3, sin sobresaltos, con comodidad, todo pareció dar un giro después. Desconectó Djokovic y Tsitsipas se soltó, se puso con 4-0 en el segundo set. Pero el punto de inflexión fue antes, en el descanso del 3-0, cuando el balcánico pidió la ayuda del fisio. Había mostrado síntomas de dolor en la rodilla derecha, la que le obligó a dejar sin acabar el segundo Grand Slam del año y por la que se sometió intervención de la que ya está repuesto. Cojeaba a veces y en otras parecía mejor.
Y ahí volvió a confiarse Tsitsipas que con 5-3 sacó para cerrar el set. Tuvo 40-0. Tres ocasiones para apuntarse la manga, igualar el partido y obligar a un esfuerzo mayor a su rival. Y le volvió a temblar el pulso a Tsitsipas al que se le puso cara de perdedor. Aunque logró llevar el partido al desempate que inició con ventaja también (2-0) no tuvo continuidad. Y perdió. Después de dos horas y dos minutos, el serbio firmó un nuevo triunfo para seguir en la lucha por las medallas.
"No sé qué decir. Consultaré al equipo médico a ver la situación. Estoy feliz de haber ganado. Hay que ir día a día". Así de claro fue el de Belgrado, al que ahora le aparece en su camino el italiano Lorenzo Musetti, que dio la sorpresa al ganar al vigente campeón, el alemán Alexander Zverev por un doble 7 a 5 y será su próximo rival. Pero antes de eso tiene que probarse y estar seguro de que está bien, porque recordó en cierta medida a lo que le pasó ante Fran Cerúndolo en octavos de final de Roland Garros.