Los Juegos Olímpicos siguen 'pasando factura' en el Master 1.000 de Montreal. O, al menos, así se entiende si tenemos en cuenta las grandes sorpresas que está habiendo en esta primera ronda, varias de ellas motivadas por tenistas que han estado jugando hasta hace cinco o seis días en la tierra de Roland Garros.
La principal llegó de la mano de un tenista español que parece haber superado el bache en el que se encontraba desde principios de año. El malagueño Alejandro Davidovich logró batir al número 5 del mundo, el ruso Daniil Medvedev, en un duro partido que se resolvió en tres sets (6-4, 1-6 y 6-2). Medvedev logró neutralizar en el segundo set el mejor juego el andaluz gracias a su servicio, pero, en cuanto la efectividad de este bajó, un Davidovich muy agresivo y seguro de sí mismo le pasó por encima.
El tenista español salió a por todas, firmó 24 'winners' y mandó en la pista ante un tenista que alcanzó en París los cuartos de final, donde cayó ante el también eliminado en Canadá a las primeras de cambio Felix Auger-Aliassime.
El mismo 'síndrome de París 2024' sufrió el griego Stefanos Tsitsipas, otro cuartofinalista, que jugó un partidazo hace siete días en la capital gala ante Novak Djokovic y que cayó de forma sorpresiva en Montreal ante el veterano tenista japonés Kei Nishikori (5-4 y 6-4). El griego cargó al final del partido... contra su padre. El motivo, un cambio de cordaje que, según él, le está perjudicando.
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"Llevo cuatro o cinco días quejándome de esto a mi entrenador -su padre-. Ese es el motivo por el que he tenido una discusión con él durante el partido. No estoy acostumbrado a algo así, pero un partido de Masters 1000 es para mí un partido muy importante. Necesito y me merezco un entrenador que me escuche y esté atento a mi feedback como jugador. Mi padre no ha sido muy inteligente a la hora de manejar esas situaciones y no es la primera vez que le pasa. Estoy muy decepcionado con él. (...) El entrenador no es el que utiliza la raqueta, el jugador es el que intenta ejecutar un plan de partido. Es un trabajo colaborativo en el que ambos deben aportar. Tiene que ser recíproco si quiero desarrollar mi tenis", señaló. La rajada puede ser el precedente de cambios importantes para el griego.
Quien no pareció notar ese cambio de superficie fue el alemán Alexander Zverev, quien no tuvo contemplaciones con el australiano Jordan Thompson (6-1 y 6-1). Andrey Rublev, por su parte, también superó (7-6(3) y 6-2) al argentino Tomas Etcheverry, aunque el ruso lleva tiempo, desde que cayó en el arranque de Wimbledon, entrenando y jugando en superficie rápida.