Antonio José Medina5 min lecturaLa selección española de balonmano masculino, el combinado que más Juegos Olímpicos ha disputado en toda la historia de este deporte, sigue con su maldición de semifinales. Una vez más esta ronda ha frenado sus sueños y, tras caer ante Alemania (24-25), tendrá que luchar por su cuarto bronce en París 2024.
El final casi fue una repetición del vivido ante esta selección hace una semana. La única diferencia era el cambio de portero y que esta vez, la defensa española paró a los alemanes en los minutos decisivos. Pero en ese cambio España no salió ganadora, porque el nuevo meta, Andy Wolff, se erigió como el héroe germano y se encargó, con un porcentaje de paradas de casi el 50 %, de frenar las ansias de los pupilos de Jordi Ribera.
Javi Rodríguez soñará las opciones que tuvo para poner a España con dos goles de ventaja en los últimos minutos, aunque no fue él, porque Wolff tuvo para todos, incluso para un Aleix Gómez que no falla muchos penaltis y que se topó con el gigante alemán en el único que pudo intentar. España acabó sin anotar en los ocho últimos minutos y de eso sólo hubo un único culpable: el meta del Kielce polaco.
Pese a que comenzó atascada en ataque y con un Wolff que ya empezaba a marcar territorio, el partido de España fue bueno. De hecho, fue el mejor de todos los que ha jugado en los Juegos Olímpicos. Estuvo brillante en defensa; tuvo algún error en ataque, aunque supo encontrar soluciones cuando peor lo pasaba; y supo aprovechar los errores rivales para correr y anotar con facilidad en el uno contra uno.
Pese a ello, siempre fue a remolque en el marcador. Alemania empezó estirando la ventaja, 3-6 y 6-10, pero los Hispanos siempre respondían. Y, poco a poco, acababan acercándose. Así se llegó al descanso con empate a doce gracias a un último lanzamiento de un Alex Dujshebaev que fue menos protagonista que en otros partidos.
La segunda mitad arrancó como la primera, con ventajas alemanas. Renars Uscins, que no se había dejado ver en los primeros treinta minutos, asumió la responsabilidad goleadora del conjunto centroeuropeo y marcó territorio. España se encomendó entonces a un Ian Tarrafeta que, cuando puede, es más letal si cabe que su contrincante alemán. Así, con ventajas cortas, se afrontó el último cuarto de hora.
España iba a más, empezaba a sentirse cómoda en la forma que se estaba desarrollando el partido y, cuando al fin logró ponerse por delante (23-22 en el minuto 50), todo pintada de color de rosa. A ocho del final y con los Hispanos mandando por 24-23, el seleccionador alemán pidió tiempo muerto. Alemania juntó líneas, pero España las supo abrir y encontrar con comodidad a sus pivotes. Entonces, apareció Wolff para cerrar su portería y, con ella, las esperanzas españolas. Lukas Mertens, con un golazo por la escuadra, y Juri Knorr le dieron la vuelta al marcador y el sueño español se acabó.
España: Pérez de Vargas; Odriozola (2), Alex Dujshebaev (1), Tarrafeta (4), Dani Dujshebaev, Dani Fernández (5) y Javi Rodríguez (1) -equipo inicial- Corrales (ps), Maqueda, Garciandia (2), Serdio (2), Casado (4), Aleix Gómez (3) y Sánchez-Migallón.
Alemania: Wolff; Uscins (6), Steinert (3), Koster (3), Golla (4), Heymann (2) y Mertens (1) -equipo inicial- Spath (ps), Witzke (1), Knorr (4), Hafner (1), Dahmke, Grgic y Kohlbacher.
Marcador cada cinco minutos: 0-2, 3-5, 6-7, 7-10, 9-11 y 12-12 (Descanso) 14-15, 16-18, 19-20, 22-22, 24-23 y 24-25 (Final)
Árbitros: Nachevski y Nikolov (MKD). Excluyeron por dos minutos a Golla por Alemania; y a Maqueda por España.