Se baña de plata en París

Tan solo un día después de ganar el oro en la contrarreloj, el handbiker barcelonés Sergio Garrote se ha colgado la plata en la carrera de ruta de la clase H2, al quedar segundo por detrás del francés Florian Jouanny, en una prueba marcada por la lluvia, que obligó a retrasar el inicio una hora. La carrera se desarrolló sobre un recorrido urbano de 14,1 kilómetros y dos rampas de 4.5 y 4.7%, al que se dio tres vueltas hasta completar 42,6, con salida y llegada en Clichy-sous-Bois, municipio a quince kilómetros al este de París, y en ese fantástico enclave Garrote lo intentó todo, pero no pudo repetir su hazaña de oro y se quedó con la miel en los labios tras un órdago que no le terminó por salir bien del todo.

Y es que Garrote salió con todo, tanto que en los primeros compases ya tenía varios segundos renta sobre el segundo y se puso muy pronto en disposición de asegurar las medallas. Tal era su ritmo que concluyó la primera vuelta en primera posición, aunque fue una alegría muy corta, ya que se vio superado al principio de la segunda por el francés, que impuso un ritmo muy alto y fue el que mejor se adaptó a la intensa lluvia que cayó y que provocó un retraso en el inicio de la competición y que las carreteras estuvieran húmedas y complicadas.

A partir de ese momento, ambos guardaron fuerzas, relevándose y asegurando su posición de privilegio y dejando el oro entre una lucha a dos bandas. Y así fue, puesto que al inicio del tercer giro, fue el ciclista local quien lanzó un ataque muy potente, que al término de la tercera vuelta, en la llegada a meta le permitió incluso celebrarlo con su afición. Finalmente el español terminó con un tiempo de 1:20.40, a veintidós segundos de Jouanny. Mientras que junto a ellos, en el tercer escalón del podio, estuvo el italiano Luca Mazzone, que se llevó el bronce. Aunque eso sí, el transalpino poco pudo hacer, debido a que ya en la primera vuelta estaba sumamente lejos de los dos primeros.

Una preparación exhaustiva

Sergio Garrote hizo una apuesta personal junto a su familia para entrenar en altura, que le ha venido muy bien y sus resultados los demuestran. Durante cinco meses, desde abril hasta casi el inicio de los Juegos, el ciclista español de 36 años alquiló un apartamento en La Molina, en el Pirineo catalán, para adaptarse a la exigencia de unos nuevos Juegos, y sale de París con dos nuevas preseas, un oro y una plata, que se suman a los dos metales dorados de Tokio.