En la frustrada
'operación Mariano' hay muchas preguntas todavía sin respuesta. Entre otras, si ha influido la mala relación
Florentino-Castro en la forma de actuar -con malicia- del Madrid; o si se la han jugado
Florentino Pérez y el presidente del Lyon al
Sevilla para abaratar el coste de
Mariano, por el que el Madrid se negó a pagar
80 millones de euros en el umbral del mercado veraniego.
También una certeza:
el Sevilla ha ido a por Mariano. En firme. Con la chequera por delante y prometiéndole un futuro deportivo en la entidad. Presencia, importancia, minutos, el deseo del entrenador de contar con un jugador de sus características en su plantel y las condiciones necesarias para que termine de explotar el inmenso potencial que se le presume. Después rueda el
balón y
mil circunstancias pueden acontecer (personales -acoplarse a la ciudad- o deportivas -que le respeten las lesiones-) para que el delantero cuaje, haga goles y se convierta, como sueña, en un goleador contrastado e internacional con
España; o para que sus virtudes no afloren, los balones no entren y los aficionados lo transformen en el foco principal de las críticas por ser el fichaje más caro -y menos rentable- en la historia del club.
Pepe Castro no ha dicho lo que muchos esperaban, que el
Sevilla había consultado al Madrid si ejercería el derecho de tanteo en caso de que el conjunto de
Nervión alcanzara un acuerdo con el
Lyon. Pudo hacerlo y se habría ahorrado, tal vez, la pérdida de tiempo y las críticas por el fallido fichaje. La estrategia, sin embargo, era otra. La misma que ha utilizado
Monchi en mil ocasiones y la que ha empleado
Caparrós este verano, sin suerte, en varias ocasiones: amarrar el compromiso del jugador. Los futbolistas acaban en los equipos en los que realmente quieren y la firme apuesta del
Sevilla había convencido a
Mariano, quien finalmente ha sucumbido a la presión del Madrid: "O vienes, o Lyon", le dijo anoche el director general del Madrid,
José Ángel Sánchez.
El
Sevilla ni se ha planteado la posibilidad de una cesión, dejando siempre la pelota en el tejado del jugador. De haberse negado a volver al conjunto merengue, se habría quedado en Francia y habría quedado abierta una vía a posibles negociaciones. No es el caso.
Mariano hizo un regate -quizás obligado- y salió por la puerta que estaba cerrada. Al ultimátum del Madrid, hay que unir otros factores como el compromiso moral de
Mariano hacia el equipo al que tantas veces ha mostrado cariño y en el que siempre ha querido triunfar; la llamada de
Lopetegui prometiéndole protagonismo en un Madrid que esta temporada -sin
Cristiano- se queda sólo con
Benzema como nueve de referencia y con
Borja Mayoral como único recambio; y quizás otras razones familiares e íntimas que sólo él conoce.
Salvo inesperado giro en las próximas horas, el recorte de
Mariano aceptando el derecho de tanteo deja a
Machín, de momento, compuesto y sin otro '9' deseado. No hay tiempo para el lamento. El
Sevilla tiene dinero en la caja, el mercado sigue abierto y la dirección deportiva ya trabaja en otras opciones para mejorar el ataque del
Sevilla. Ganó el
Madrid y sólo el futuro nos dirá si
Mariano acertó o se equivocó dando el regate más importante de su vida.