Sevilla
Alavés
Otra derrota más para un Sevilla FC, esta vez ante un Deportivo Alavés que resistió en la lona hasta que los locales se cansaron de intentar golpearle, le levantó y tumbó al equipo local (un gigante a su lado) de dos mamporros. Rozó el tercero en varias ocasiones y, cuando el equipo local se levantó rascando un 2-2, volvió a aprovechar la debilidad defensiva de los de Quique Sánchez Flores para sentenciar sobre la bocina y alejarse del descenso empujando hacia el fondo a un equipo impotente que emana olor a decrepitud. Es la antiépica.
Poco se le puede recriminar al técnico madrileño. Le dan a Isaac y lo pone. Vuelven Navas, Rakitic, Soumaré y Mariano y les da minutos. Pone a Rafa Mir hasta que marca. Le saca algo de provecho hasta a Mariano. Modifica el dibujo, sale de los tres centrales al 1-4-2-3-1 y acaba buscando una épica que acarició con un 1-4-4-2. Hay quien le pita los cambios, pero es que no tiene mucho más que lo que se ve. Es que esto tiene pinta de que no lo salva nadie. La única lectura positiva posible: que quedan 18 jornadas. Así jugaron, uno a uno, los jugadores del Sevilla FC contra el Deportivo Alavés:
No tuvo trabajo en 25 minutos y cuando se dio cuenta ya le habían metido dos. En un error defensivo en un córner, Guridi asiste a Tenaglia para que la empuje a placer metiendo la puntera casi por inercia, y una volea de Kike García que desvió Kike Salas puso el segundo para los vitorianos. El veterano delantero estuvo a punto de firmar el doblete al filo del descanso, pero el serbio sacó una mano espectacular. Le sacó otra buena manopla a Kike en la segunda mitad y evitó el tercero con varias intervenciones en las que le bastó con estar bien colocado, hasta que Duarte (de nuevo libre de marca a balón parado) hizo el 2-3 definitivo sobre la bocina.
El capitán no jugaba desde noviembre y volvió directo al once en su primera convocatoria con Quique. Sabe lo que tiene que hacer: abrió campo, colgó centros y se atrevió con un disparo lejano en el 2' que repelió el larguero. Empezó muy entonado y nunca reniega de la lucha, pero tras tanto tiempo inactivo le pasó factura el encuentro y dejó su sitio a Juanlu en el 69'.
Empezó en 'modo mariscal', liderando a la línea defensiva para jugar lejos de su portería y saliendo en conducción si el Alavés se hundía. Tenaglia se cuela a su espalda en el 0-1 y con el paso de los minutos cometió cada vez más impreciosiones. Al final, optó por el pragmatismo y quitarse el balón de encima para no complicarse. En el Sevilla está demostrando lo que toda la vida han tapado sus numerosos goles: va bien a balón parado... en ataque. En defensa, entre mal y peor.
Lo que se le reprocha a este futbolista no es que juegue mal, es que casi nunca juega porque suele estar lesionado. Siempre que ha estado disponible, ha rendido a un nivel bastante aceptable. Lento, pero poderoso al cruce, con el don de la anticipación y muy aseado con la pelota, atreviéndose también a salir jugando desde atrás.
Estaba siendo de lo mejorcito del Sevilla FC en este oscuro tramo, más que nada porque da el 150 por ciento en cada acción. Pese a ello, fue un mal día. En el primer tanto rival, se queda clavado ante el ataque de Guridi al primer palo y, en el segundo, en su intento por cubrir su zona y la de los demás pese a estar ya lesionado, desvió la volea de Kike García en el 0-2. Justo después se pudo hacer el cambio que había pedido unos minutos antes y dejó su sitio a Pedrosa.
Al trantrán. Nada que ver con lo que se vendió cuando llegó el último día del mercado estival e incluso nada que ver con ese pivote ordenado y pétreo que se vio cuando Diego Alonso por fin le dio los minutos que le negaba Mendilibar. Quique apenas ha podido contar con él, porque se ha perdido los últimos partidos por motivos familiares que se suman a rumores de peso de posible salida, volvía a la titularidad este viernes y vio la quinta amarilla por un feo pisotón tras llegar tarde a un duelo, así que vuelve a ser baja. Pese a ello, al menos no regala. La agarra y se la da al que tiene al lado (97% de acierto en el pase).
Se ofrece, se gira con parsimonia y la da en corto, rasita y al pie más cercano, alterna con algún cambio de orientación a bajas pulsaciones y buenos servicios al área a balón parado. Y con eso ya tiene hasta el siguiente partido. Su bajo ritmo chirriaba incluso hasta en la fase de mayor lucidez del Sevilla.
Casi todo lo peligroso que hizo el Sevilla tuvo al gaditano como claro protagonista. Buenos centros para los remates de Ocampos, en la primera mitad, y dos de Mariano, en la segunda; además de rapidez mental y gran entendimiento a la hora de leer los desmarques de Isaac Romero. Acabó firmando una asistencia cuando un centro suyo desde la derecha fue rematada en el segundo palo por Rafa Mir. Pisaditas, giros, algún disparo desde la frontal 'marca de la casa'... muchos detalles de su calidad.
El extremeño tiene mucha calidad, es dinámico y tiene la capacidad de dar fluidez al juego, el problema es que es muy fácil darle al interruptor y apagarle. En los minutos en los que sus compañeros le encontraban (o el se dejaba encontrar) aportó frescura y lucidez en los últimos metros. Luego empezó a emitir luces intermitentes hasta acabar totalmente desconectado. Acabó de mediocentro y sufrió mucho con tanto campo para cubrir con las piernas ya cansadas.
Uno de los responsables de la fulgurante salida del Sevilla FC. En 10' generó tres acciones de peligro, dos galopadas suyas por la derecha que provocaron córners con ocasiones claras y un cabezazo a centro de Suso. Es tan pasional, que resulta ciclotímico, una montaña rusa de emociones que pasa de la euforia a la frustración en cuestión de segundos. Claro que también al revés. Aplomo y nervios de acero en ese penalti del momentáneo 2-2: rasita, flojita, al centro y mirando a la grada celebrando el gol antes incluso de que traspasase la línea.
Debutó en LaLiga como titular y no tembló. Demostró sus cualidades: es un delantero plomizo, de esos 'pesados' que no dan respiro a los defensas porque se desmarca con insistencia, sabe cuándo aguantar el balón de espaldas y cuándo girarse para romper en velocidad, y tiene la capacidad de rematar lo que le echen. A los 40 segundos ya lo había rematado una y no paró de intentarlo.
A ratos, su equipo recuerda a la versión que debería tener un Sevilla FC con presupuesto de Champions, pero al menor soplido cae derribado. Hay que trabajar (y mucho) la defensa a balón parado. Tácticamente hace lo que puede. Como Víctor Orta no obre un milagro en el mercado...
Quizás sea la carga de minutos, o arrastra molestias y por eso le dejaron de inicio en el banquillo. El caso es que el catalán no tuvo esa presencia arriba ni llegó a dejar muestras de su velocidad para doblar, llegar y centrar. Apagado.
Tuvo dos remates y un cambio de orientación de jugador que no tiene nivel para jugar en Primera, pero cabe recordar que lleva mucho tiempo sin jugar (cinco años exactamente) y es normal que no esté fino. A su favor cabe decir que mostró ganas y, además, sacó un penalti de VAR que casi da un punto. Algo es algo.
Corona, director deportivo del Valencia, estaba en la grada y lo que vio fue que el Sánchez-Pizjuán pitó al delantero cuando salió en la segunda mitad. El fútbol tiene estas cosas, marcó un golazo ante el Alavés en la primera vuelta, el 21 de agosto, saliendo del banquillo y, justo una vuelta después, ha anotado el segundo tanto liguero (hizo otro en Copa) al rematar con el pecho junto al segundo palo un centro de Suso rebotado tras dar en un zaguero. Buen recurso.
Otro jugador que no dice nada, abonado a la intrascendencia. Llegaba para abarcar campo y ha sido consumido por la espiral negativa.
Le tocó vivir en el campo el último vuelco, del 0-2 al 2-2 para acabar 2-3. Sin mucha incidencia por la derecha tras suplir a Navas.