El Sevilla FC logró tres valiosos puntos en su visita al Espanyol, pero al mismo tiempo se trajo consigo tres malas noticias por las lesiones de Badé, Nianzou y Nyland. Especialmente preocupante es la del cancerbero noruego, que tuvo que ser sustituido mediado el segundo tiempo al sufrir un esguince grado 2 del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda en una acción sin aparente peligro, en la que blocó el balón con naturalidad tras un salto.
Dicha dolencia le mantendrá alejado de los terrenos de juego entre dos y tres meses, por lo que llega la hora de Álvaro Fernández, que debutó como sevillista ante los pericos, quedando en la recámara el joven Alberto Flores, que ya no jugó este pasado sábado con el Sevilla Atlético. Más allá de la confianza en ambos, no hay duda de que la baja del nórdico supone un serio contratiempo, pues se trata del indiscutible portero titular para García Pimienta. Pero lo cierto es que se trata de una situación que no es nueva.
Ya la pasada campaña, días antes de visitar al Arsenal a comienzos de noviembre, Orjan Nyland caía lesionado y acabó perdiéndose un total de 15 partidos entre LaLiga, Champios y Copa del Rey, reapareciendo dos meses y medios después, a finales de enero, ante el Atlético de Madrid en el torneo del KO. Nada tiene que ver el percance actual con el sufrido hace un año (una lesión miofascial en el cuádriceps de la pierna derecha), lo que le dio la oportunidad a un cuestionado Dmitrovic. Pero sí es cierto que Víctor Orta, cuando lo firmó hace dos veranos, conocía de sobra que el meta venía de varios años sin gozar de continuidad, jugando de forma casi puntual.
Tras la marcha de Bono, el director deportivo sevillista apostó por la veteranía del cancerbero nacido en Volda, que aterrizó a coste cero y firmó por una sola campaña, tras haber jugado sólo tres partidos en la 22/23 con el RB Leipzig. No fueros esos números, sin embargo, algo anecdótico en su carrera, puesto que desde que salió del Molde de país en 2015, sólo ha superado la treintena de partidos una vez, en la 17/18, cuando llegó a disputar 33 choques con el Ingolstadt 04, en la segunda alemana (había jugado 8 y 13 encuentros los dos cursos anteriores).
Esa buena campaña en el conjunto germano le sirvió para firmar por el Aston Villa, cuya camiseta vistió en 36 ocasiones en dos temporadas (23 y 12). Pero su declive en cuanto a minutos de juego llegó en la 20/21, en la que sólo estuvo bajo palos un choque con el Norwich. En el ejercicio siguiente llegó a 13 (tres con el Bournemouth y diez con el Reading), antes de regresar a la Bundesliga con el escaso bagaje mencionado.
Pese a ello, Nyland convenció casi desde el primer día y está riendo a un alto nivel en el Sevilla FC. El pasado curso acabó disputando 28 partidos y se ganó su renovación por dos temporadas. Pero a sus 34 años, y después de varios con un rol más secundario en sus anteriores equipos, esa falta de regularidad en la elite le podría estar pasando factura. Un riesgo que en Nervión conocían cuando apostaron por él.