Para Mendilibar, todo comenzó con "un 'meneo' tremendo" y con un United que les "estaba aplastando"

El entrenador nervioso revive su exitoso desembarco en la casa blanquirroja y cómo levantaron un 2-0 en Manchester antes de iniciar la conquista de la séptima Europa League, primer título europeo de su carrera

Para Mendilibar, todo comenzó con "un 'meneo' tremendo" y con un United que les "estaba aplastando"
El de Zaldívar, en la sala de prensa de Old Trafford. - SFC
Óscar MurilloÓscar Murillo 10 min lectura

"La víspera del partido fue increíble. Sentir la atmósfera de Old Trafford con las gradas vacías y saber que al día siguiente el estadio se iba a llenar. Pero una vez que empezó el encuentro... ¡Pum! La magia desapareció. El United nos estaba aplastando. Yo estaba ahí en la banda, en la zona del entrenador. Totalmente paralizado. Era mi primer partido como entrenador en Europa, la ida de los cuartos de final de la UEL, y la bienvenida era un ‘meneo’ tremendo. No sabía qué hacer. Los jugadores tampoco veían modo alguno de pararles. Nos hacían mucho daño con su velocidad por las bandas, la posición de Sabitzer entre líneas (nos hizo dos goles) y, sobre todo, su ritmo. Íbamos 2-0 en contra y sólo llevábamos veinte minutos de partido. El escenario para nosotros era terrible. Y qué haces entonces. ¿Rendirte? No. Lo dice bien claro el lema que acompaña al club. Aquí eso no vale, y menos en una competición tan especial para el Sevilla FC. Ni siquiera nos valía pensar que en esos momentos nuestra prioridad era salvarnos en LaLiga y, tal vez, podía ser mejor dejar a un lado la Europa League". Así de transparente y rotundo lo cuenta José Luis Mendilibar.

El técnico nervionense ha concedido una interesante entrevista a 'The Coaches' Voice en español' en la que narra en primera persona cómo fue su desembarco en el conjunto blanquirrojo, con el descenso en la competición doméstica como espada de Damocles, acechando, y la obligación de no poder olvidarse del segundo torneo. Ése que, al final, le ha brindado su primer título continental y la Séptima para la entidad: "Cuando llegamos a Sevilla el 22 de marzo de 2023, el objetivo entonces estaba muy claro: salvarse. Los resultados habían sido malos en LaLiga, pero las sensaciones que nos encontramos al llegar en el equipo eran casi peores. Los jugadores habían dejado de creer en todo lo que son capaces de hacer. Por eso insistí e insistí en la palabra 'creer' en la rueda de prensa de mi presentación. Sólo si los jugadores creen en el entrenador, pero, sobre todo, en ellos mismos, puedes conseguir cosas. En otros clubes en los que hemos estado antes, lo que hemos hecho cuando te estás jugando la salvación ha sido darle menos peso a una segunda competición, como puede ser la Copa del Rey, para centrarnos en no descender. Jugar menos partidos ayuda a preparar mejor los otros. Sin embargo, repito, eso no vale en el Sevilla. No puedes abandonar la Europa League, aunque te estés jugando la vida en la Liga y el Manchester United te esté dando una paliza".

Y así lo arreglaron: "No sé muy bien cómo, porque ellos nos pudieron hacer más goles, llegamos al descanso sólo con un 2-0 en contra. Obviamente era un mal resultado, pero en esos momentos era lo mejor que podíamos tener. Entramos en el vestuario y aprovechamos el tiempo para hablar. ¿Cómo podemos recomponernos en la segunda parte? También ayudó que el entrenador del United, Erik ten Hag, hizo varios cambios en el segundo tiempo. Sacó jugadores que estaban jugando muy bien, para dar entrada a otros que, por suerte para nosotros, no tuvieron el mismo nivel. Eso, sin duda, nos permitió tomar aire. Y una vez con eso, aunque no jugamos bien, ni tampoco llegamos arriba con claridad, sí encontramos los goles en dos carambolas. Digo carambolas porque fueron así: dos tantos de rebote en propia puerta del United. Pero dos goles igualmente importantes en la eliminatoria. El resumen es que podríamos haber salido seguramente fuera de la competición. Pero el empate nos dio la sensación de que, aun jugando mal, fuimos capaces de hacerles goles al United y resistir. Así que, una semana después, teníamos nuestra oportunidad en nuestro estadio, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, con el apoyo de nuestra afición".

Mendilibar admite que "todo el mundo esperaba un gran ambiente en el partido de vuelta", pero lo vivido lo "sobrepasó", admitiendo el vasco que "nunca había vivido que una hora y media antes de un partido todo el mundo estuviera rodeando las calles, no únicamente alrededor del estadio; desde casi dos kilómetros antes de llegar al campo, el autobús ya tenía dificultades para avanzar", lo que les dio "mucha fuerza e ilusión", aunque no resta méritos a los profesionales: "Nosotros lo hicimos todo muy bien. Jugamos a un gran nivel, controlamos su salida de balón, pero, sobre todo, controlamos la velocidad de sus extremos. Con balón, y después de recuperar en la presión tras pérdida, fuimos capaces de penalizar mucho sus errores. También nos dimos cuenta de que el United es un gran equipo. Si las cosas bien le salen bien, es capaz de aplastarse. Sin embargo, también es un equipo al que le cuesta reponerse de los golpes que recibe. Cuando marcamos el segundo gol, ellos ya no se levantaron. La victoria por 3-0 fue el pase a semifinales, pero también una liberación para los jugadores. Más aún cuando logramos la salvación en Liga con la victoria ante el Espanyol un par de semanas después".

Conseguir la permanencia con mucha antelación provocó que hubiera que apretar más en Europa: "Lo habíamos conseguido, si bien nadie nos dio la enhorabuena. Todo el mundo ya tenía la cabeza puesta en la Europa League. Intentar llegar a la final. Aunque antes teníamos que eliminar a la Juventus. Jugamos un partidazo en Turín, con muy buenas sensaciones. Uno de los mejores que hicimos en toda la temporada. Pero muy pasado el tiempo de alargue, nos hicieron un gol para el 1-1 final en un saque de esquina. Había ocurrido todo lo contrario que contra el United. Habíamos hecho un gran partido. Habíamos sido mejores, pero no ganamos. La sensación cuando salimos del estadio era menos optimista, con menos confianza. Los equipos italianos suelen cerrarse más, lo que los convierte en equipos difíciles de superar, sobre todo si ellos marcan primero. Y lo vimos muy pronto. La Juve salió al Sanchez-Pizjuán como un equipo totalmente distinto al del partido de ida. Era otra Juventus. Se pusieron por delante en la segunda parte, pero fuimos capaces de darle la vuelta".

Y ya sólo les quedaba un último paso: "No me podía creer que estábamos clasificados para la final. No me había visto en esa situación en ningún momento antes en mi carrera como entrenador. Llevo casi 30 años. Decidí irme lo más rápido posible al vestuario. Me gusta hacerlo así: celebrar con los míos, mi cuerpo técnico, y los jugadores dentro del vestuario. No soy una persona a la que le guste mucho celebrar delante de todos. Poco a poco fueron llegando los jugadores; recuerdo que el primero fue Youssef En-Nesyri. Nos dimos un gran abrazo (...) La final en Budapest ante la Roma lo superó todo. Disfruté cada segundo (...) El partido fue el menos atractivo que jugamos, porque es un equipo muy difícil defensivamente. Amarran muy bien y te juegan muy directo (...) Finalmente, los penaltis se decidieron a nuestro favor. Tuvimos mucho más acierto que ellos en los lanzamientos y una actuación increíble de Yassine Bounou en la portería. Cuando marcó Gonzalo Montiel el último gol, la gente que estaba conmigo en la banda salió corriendo al centro a celebrar. Yo me quedé en la banda. En la zona del entrenador. Sin embargo, esta vez las sensaciones era muy diferentes a la que viví en los primeros minutos en Old Trafford. Esta vez me quedé ahí para ver desde la distancia como los jugadores celebraban el título. Los chicos se lo merecían por todo lo que habían luchado para conseguirlo".