Los aficionados del Sevilla Fútbol Club más jóvenes quizás no lo recuerden el nombre de Aquivaldo Mosquera, pero son muchos los que todavía recuerdan como el central colombiano llego con la vitola de ser uno de los mejores centrales de Sudamérica pero que en Nervión nunca llegó a cumplir con las expectativas. El central de Apartadó aterrizó en Sevilla en el verano de 2007 procedente del Pachuca mexicano a cambio de ocho millones de euros.
Fue la segunda apuesta más cara de Monchi ese verano, tan sólo por detrás de Arouna Koné en un mercado donde también llegaron otros nombres como Tom de Mul, Seydou Keita, Morgan De Sanctis o Khalid Boularouz. En su primera temporada en Nervión, el colombiano disputó 35 partidos entre todas las competiciones y en su segunda y última temporada como sevillista, Mosquero disputó tan sólo 23 encuentros bajo las órdenes de Manolo Jiménez.
Fue una temporada muy irregular del central cafetero que vio como la pareja formada por Escudé y Squillaci era la favorita de Manolo Jiménez y teniendo además que compartir el resto de minutos con otros centrales como Fazio o Dragutinovic. No es la primera vez que Mosquera recuerda sus problemas en Sevilla. Tuve muchos problemas en el Sevilla. "No cuento todas las cosas que pasaron por respeto al club, pero la realidad es que me peleé muchas veces con el técnico (Manolo Jiménez). Monchi, director deportivo del Sevilla, es un gran amigo y le tengo un gran respeto por haberme llevado. Él me pedía que ayudase al equipo jugando de lateral derecho, y uno a veces por querer ayudar comete errores", recordaba hace unos años Mosquera en ESPN.
Sin embargo, ahora, el exfutbolista del Sevilla se ha atrevido a contar uno de esos episodios con pelos y señales. Fue antes de la penúltima jornada de Laliga 08/09. "Un partido súper importante, era contra el Deportivo de La Coruña. Ahí definíamos si entrábamos en la Champions o no. Yo venía jugando todos los partidos y ahí me manda a la tribuna. Ahí yo ya me bloqueé. Me fui a la tribuna, vi el partido tranquilamente, ganamos ese partido gracia a Dios pero al otro día entrenábamos", recuerda Mosquera.
"Yo a mi esposa le decía 'ojalá ese hombre no me llame porque lo voy a reputear, que no me llame porque lo voy a partir'... Entonces empezamos en el estadio a dar vueltas y él me empieza a llamar desde el medio del cancha '¡Mosqui, Mosqui!'... Y yo seguía trotando hasta que mis compañeros ya me dijeron que me estaba llamando, entonces me di la vuelta y le grité '¿Ahora qué hijo de p**** quieres?'. Me dijo, 'ven, ven' y allí en mitad de la cancha hubo un encontronazo. No llegamos a los golpes pero sí llegaron todos los muchachos y nos separaron", continúa relatando el exsevillista.
"Él me daba unas explicaciones que no tenían nada que ver, yo le decía que 'usted no me tiene que dar ninguna explicación, usted es un mala gente'... Bueno yo le dije un montón de cosas y él me decía que lo tenía que respetar. Ahí se calentó todo el tema", finalizó Mosquera contando la anécdota entre risas. Lo más curioso de todo es que el siguiente partido, la última jornada frente al Numancia, Mosquera jugó los 90 minutos, aunque ese sería su último partido con el Sevilla ya que ese mismo verano regresó a México para fichar por el América a cambio de 4,2 millones de euros.