El Sevilla FC estará en la sobremesa de este domingo muy pendiente de lo que hagan Cádiz CF y Valencia CF en el duelo que les enfrenta a ambos en el estadio Nuevo Mirandilla de la capital gaditana. El empate del RC Celta de Vigo en Palma ante el RCD Mallorca (1-1) hizo que los celestes adelantasen también en la tabla a los nervionenses, que ahora son cuartos por la cola a sólo un punto de la zona de descenso, pozo al que caerán si los amarillos vencen hoy ante su público. Más allá de una circunstancia que es salvable, pues quedan 18 jornadas más en LaLiga EA Sports 23/24, lo preocupante son las nulas muestras de reacción que se atisban en la plantilla de Quique Sánchez Flores, que por si fuera poco tendrán que poner a prueba su miedo a las bajuras con un lúgubre camino que llega cargado de obstáculos durante el próximo mes y medio.
Tras la derrota del viernes ante el Deportivo Alavés por 2-3, el Sevilla FC no sólo redunda en los peores números globales desde sus últimos descensos de finales del siglo pasado (16 puntos en 20 jornadas), sino que ya ni siquiera tiene la baza del Ramón Sánchez-Pizjuán. Menos mal que el cartel de 'Nervión no regala puntos' se retiró por gafe, si no, sería casi motivo de escarnio, ya que la crisis de nueve partidos sin ganar como local sobrevive a los tres entrenadores que el Sevilla FC ha tenido en esta temporada: desde el 26 de septiembre, entre LaLiga y la UEFA Champions League, sólo ha sido capaz de ganar a la UD Almería -camino de ser el peor colista de la historia de Primera- y de eso hace ya casi cuatro meses.
El Sánchez-Pizjuán no sirve de estímulo para salir de la crisis y el mercado invernal de fichajes tampoco ofrece soluciones seguras. Como la crisis deportiva va acompañada de una aún más precaria situación económica, sin dinero ni fichas disponibles, el único recurso del siempre trabajador Víctor Orta es reclutar chavales que puedan ser inscritos con licencia del filial o que al menos rebajen la presión salarial del primer equipo (Isaac, Agoumé, Mateo Mejía, Hannibal Mejbri o Muzambo). Sólo queda confiar en que el hambre por abrirse un sitio en la elite sea capaz de paliar su lógica falta de experiencia en un momento que hace temblar piernas en el vestuario; incluso las de ilustres veteranos con palmarés cargados de los títulos más importantes de este deporte (Navas, Ramos, Rakitic, Acuña...).
En medio de este contexto tan tortuoso, el calendario amenaza con poner la puntilla y acentuar la sensación de caída libre. El Sevilla FC no lo tendrá nada fácil en las próximas seis semanas. Arrancará con el duelo de este martes a domicilio ante el Getafe CF en los octavos de final de la Copa del Rey. Caer significa despedirse de la única opción de mantener el sueño de Europa en medio de tanta penuria; seguir supone cargar aún más un calendario que continúa con otra visita, el domingo día 21, al feudo del sorprendente colíder de LaLiga, el Girona FC.
A expensas de saber si hay que meter otra eliminatoria copera por medio, el mes de enero terminará con un duelo en casa frente a CA Osasuna y el de febrero arranca con una visita al estadio de Vallecas para medirse al siempre combativo Rayo. A partir de ahí, se acentúan las curvas: recibe al Atlético de Madrid en Nervión y dos desplazamientos de manera consecutiva a Mestalla y el Santiago Bernabéu para verse las caras con el Valencia CF y con el Real Madrid. Las vistas al precipicio dan vértigo.