El expresidente del Sevilla FC, José María del Nido Benavente, se ha llevado un baño de masas en el XVIII Encuentro de Peñas Sevillistas que se ha celebrado entre el 15 y el 17 de noviembre en Albufeira (Portugal), organizado por la Federación de Peñas Sevillistas San Fernando y que ha contado con la asistencia de más de 600 personas pertenecientes a unas 80 peñas. El abogado sevillano no estaba anunciado entre los participantes del evento, pero ha dado la sorpresa presentándose en la mañana de este sábado en compañía del exfutbolista nervionense Ivica Dragutinovic, del consejero Enrique de la Cerda (único miembro del club en el evento) y de su hijo Miguel Ángel Del Nido, quienes han sido recibidos por el presidente de la agrupación de peñistas, Carlos Jiménez.
La entrada de Del Nido en el hall del hotel Adriana Beach Club Resort fue discreta, pero tan pronto como los numerosos asistentes se percataron de su presencia, el letrado se hartó de estrechar manos, repartir besos, dar abrazos y conceder peticiones de fotografías. Especialmente efusivos eran los sevillistas más longevos, los más pasionales a la hora de hacerle llegar la nostalgia por el nivel exhibido de manera casi continua en las dos últimas décadas y del que tan alejado se ha encontrado el equipo de las tres últimas campañas. "¿Pero cuándo vas a volver?", le preguntaban de manera repetitiva.
Del Nido y sus acompañantes asistieron en primera fila a una tertulia organizada por el periodista Roberto Arrocha y que contó con la participación de Beto Bastos Pimparel, portero del Sevilla FC entre 2013 y 2016, que recordó con cariño su etapa en la entidad y explicó que el vínculo con Sevilla, ciudad en la que sigue viviendo aún a día de hoy. No estaba previsto, pero el expresidente acabó subiendo al estado para repasar su gestión como presidente y recordar la figura de José Antonio Reyes: "El mejor futbolista que ha pasado por la factoría de la carretera de Utrera. Era el arte, sapiencia y genialidad. Fíjense que han salido de ahí campeones del mundo como Ramos, Navas o Marchena. Nadie como Reyes".
"Presi, José Antonio tiene dos kilos de más. Me planté en su casa y comí con él. Le dije, tienes tres días para perder los dos kilos. Los perdió y me viene Monchi y me dice 'No veas la que ha formado Reyes en el entrenamiento'; pero el míster no quiere ni verlo. Dice que no lo pone el domingo. Que está entrenando bien, pero que aquí hay que trabajar todos los días. Le dije a Monchi, 'Mañana espero a Emery y hablo con él'. A las 08:00 estaba allí en su despacho. Se sorprendió de verme allí. Le dije '¿Te he preguntado alguna vez por la alineación?'. Me dijo que no. 'Vale, pues dime, contra el Betis ¿Quiénes son los 10 que van a jugar con José Antonio?'. Nada más empezar el derbi, gol de Reyes. Cuando bajé al vestuario, José Antonio estaba en pelotas gritando 'presidente' y moviendo la toalla. Era único", relató.
"Beto forma parte de la época más bonita de la historia del club y sólo podemos darle las gracias, porque además de honrar la camiseta sigue manteniendo el vínculo con la ciudad", le decía al exportero portugués un Del Nido que presumió de "haber dado la vuelta como un calcetín a un club que estaba en un mal momento y acabó, no sólo ganando títulos, sino también siendo nombrado dos años seguidos el Mejor Club del Mundo por la IFFHS".
"Uno de los programas más bonitos que se hizo durante mi gestión fue 'Sácale partido al cole'. La Junta de Andalucía nos dio un premio al Juego Limpio siendo presidente Manuel Chaves, que es más bético que el escudo", añadió Del Nido, recordando uno de esos actos en la Puebla de Cazalla llevándose a Julio Baptista y un jovencísimo Sergio Ramos (aún semi desconocido con sólo 18 años). "Fue tanta gente, que los jugadores tuvieron que salir de allí en el coche de la Guardia Civil. Me parece increíble que ahora los jugadores no vayan a la peñas y acerquen el Sevilla a los mayores y a los niños", respondió Del Nido tras una pregunta de los históricos Enrique Lora, Curro San José y Rodri, quejándose de ese desapego antes los aplausos de los peñistas, dándole la razón.
"Cuando vuelva, volverán esas visitas a las peñas. ¿Cuando voy a volver? Pues si me dejan hoy, de aquí me voy para allá. Ya es un problema de necesidad. Ya uno piensa hasta si se hace mal a propósito, porque es imposible hacerlo tan mal. Nos costó mucho levantar la economía. Debíamos 7.000 millones de pesetas y lo resolvimos. Hoy andamos por casi 300 millones de euros de deuda; pero no me asusta ese toro. Voy a torearlo y a matarlo. Os digo una cosa: 'Lo mejor sigue estando por llegar'", remató, entre olés y aplausos, no sin antes remarcar que ni ha vendido ni venderá sus acciones: "El papel de la afición es muy importante, porque aprieta para que salgan los que están y me animan a mí para que tenga fuerzas para volver".