El encuentro de la jornada 25 de LaLiga que RCD Mallorca y Real Sociedad disputaron en la tarde noche del pasado domingo sigue dando mucho que hablar a lo largo de la jornada de este lunes. Primero, por las numerosas acciones polémicas y por el controvertido arbitraje de Pablo González Fuertes, que dejó enfadados tanto a los bermellones como a los blanquiazules; especialmente, después de conocerse una incendiaria acta arbitral redactada por el colegiado asturiano, que mostró cuatro rojas y 13 amarillas. Por si a esa candela le faltasen brasas para seguir ardiendo, en las últimas horas el jugador donostiarra Mikel Merino se ha convertido en tendencia en las redes sociales por un gesto que ha generado una enorme indignación en tierras baleares.
El estadio de Soin Moix acogía un choque entre dos equipos que se conocen bien. No en vano, se enfrentaron en la primera vuelta liguera, hace menos de dos semanas se vieron las caras en el mismo escenario en la ida de las semifinales de la Copa del Rey (0-0) y dentro de nueve días se volverán a enfrentar, esta vez en San Sebastián en busca de un billete para la gran final. Suele suceder que, cuando el calendario depara varios duelos seguidos entre los mismos contendientes, se arrastran tensiones heredadas de un partido a otro. Se vio en aquella violenta lluvia de Clásicos de la década pasada, o en los derbis madrileños de este mismo curso y por supuesto también en este Mallorca-Real Sociedad que se decidió con un tanto en el minuto 93'.
El Mallorca se adelantó en el 4' por medio de un tanto de Antonio Sánchez, pero en el tiempo añadido de la primera mitad se quedó con 10 por la rigurosa expulsión de Antonio Raíllo, primero por una acción sobre Sadiq y luego, según el acta de González Fuertes, por mover el brazo en señal de desaprobación. En el descanso, el trío arbitral fue despedido con insultos y hasta "lanzándoles escupitajos cuando alcanzaban el túnel de vestuarios". En la segunda mitad los ánimos estuvieron calentitos, pues la Real también andaba mosca con el colegiado asturiano.
Llovían las amarillas, fue expulsado el físio del cuadro vasco y el segundo entrenador del conjunto local. Todos protestaban contra todo y contra todos. La grada de Son Moix ardía de indignación y, en medio de todo esta crispación, a Mikel Merino no se le ocurrió otra cosa que llevarse el dedo a la boca y mandar callar al encendido graderío tras el portentoso cabezazo a centro de Javi Galán con el que ponía el 1-2, consumaba la remontada y daba los tres puntos a su equipo.
La afición estalló contra el centrocampista navarro y el banquillo del Mallorca saltó como un resorte. Dani Rodríguez fue incluso amonestado "por entrar al campo" a recriminarle el gesto, según recoge el acta, que también aclara que Sergi Darder y el propio Mikel Merino se picaron y tuvieron que ser separados. González Fuertes explica que también fueron castigados con sendas amarillas "por encararse sin llegar a insulto o a amenaza". En este sentido, diversos medios de comunicación como Radio Marca o Mundo Deportivo aseguran que en el vestuario bermellón sentó muy mal este gesto del '8' de la Real y que se lo volvieron a hacer ver ya en frío, a la salida de vestuarios tras la ducha.
La imagen con Merino llevándose el dedo a la boca también ha circulado como la espuma por las siempre bulliciosas redes sociales, dónde sólo hay que poner el nombre del centrocampista en el buscador para encontrar numerosos malhumorados comentarios de los indignadísimos aficionados del RCD Mallorca, quienes, por cierto, equilibran la balanza con muestras de gratitud hacia Takefusa Kubo.
Todo lo contrario que su compañero de la Real Sociedad, el extremo japonés rechazó celebrar su diana (1-1) y tras el encuentro explicó que lo hizo por respeto a un club en el que militó dos cursos como cedido por parte del Real Madrid. "Aquí es donde mejor me he sentido desde que llegué a España. Al Mallorca y a su afición les tengo mucho respeto y cariño", dijo Take ante las cámaras de Movistar+LaLiga. El próximo martes 27 de febrero, nuevo 'round'.