Tras dos empates consecutivos, los aficionados del Deportivo de la Coruña pudieron celebrar ayer una nueva victoria con la que volver a recuperar la ilusión en el Grupo I de Primera RFEF. Y, además, lo hicieron en casa del Barça B (1-2), precisamente el equipo que marca la zona del 'play off' de ascenso. Los coruñeses, ahora, son décimos pero con estos tres puntos la zona noble ya no está tan lejos (a cuatro).
Y es que la cita en tierras catalanas se antojaba como una final para los de Imanol Idiakez si querían mantener el sueño del ascenso al alcance, ya que una derrota les habría colocado a diez.
Sin embargo, no todo fueron buenas noticias en el triunfo ante el filial barcelonista. Y es que en la planta noble de Riazor y en el banquillo están preocupados ya con Lucas Pérez, porque está atravesando la peor racha goleadora de su carrera. Eso sí, al menos está repartiendo asistencias como la que dejó en el 1-2, obra de Davo.
Pero o cierto es que el delantero suma ya 13 partidos ligueros sin ver puerta y un total de 1.108 minutos sin perforar las redes. Sin duda, todo un drama para un futbolista acostumbrado a vivir del gol.
Cabe recordar que el 31 de diciembre se cumplirá un año desde que el futbolista coruñés anunciase que dejaba el Cádiz y la Primera División para regresar a su casa, el Dépor, con el objetivo de devolver al club de su ciudad al fútbol profesional, un objetivo que se le escapó el pasado 11 de junio en Castalia tras caer frente al Castellón (3-2).
Y curiosamente fue en aquel fatídico partido cuando marcó su último gol. Lo hizo desde el punto de penalti en el minuto 59. Y desde entonces, solo en la Copa del Rey ante el modesto Covadonga logró celebrar un gol con la camiseta de su equipo.
Esos pobres números contrastan con su rendimiento goleador nada más aterrizar en A Coruña el pasado mes de enero. Lucas Pérez llegaba con el ritmo de Primera, y eso se notó en su rendimiento. El ídolo del deportivismo firmó cuatro tantos en sus primeros tres partidos. El delantero amplió ese registro hasta los ocho goles en 14 encuentros, una eficacia de un gol cada 157 minutos.
Esta semana, el exjugador cadista tendrá ante sí una doble oportunidad para acabar con estos pésimos registros. El miércoles, ante el Tenerife en la segunda ronda de la Copa del Rey, y el domingo ante el Sestao River en liga, un equipo que va antepenúltimo en el Grupo I. Además, ambos partidos, en Riazor.