En la tarde de este martes se firmó un alto el fuego en esa histórica disputa por el Río Guadalquivir. Cristalizada la paz al unísono prácticamente, el anuncio llegó de forma tardía tiempo después de que sendos presidentes cambiasen sus cartuchos por balas de fogueo. En ese acuerdo donde ambas partes enterraron el hacha de guerra y buscaron el giro de los focos hacia el terreno de juego hay un empate pactado y plagado de madurez, pero donde la reacción de Betis y Sevilla llega a deshoras.
Estaba Sevilla entregada a una disputa venida a menos con el tiempo y agarrada a una dudosa credibilidad en torno al conflicto. A pesar del conato original que invitaba a pensar en épocas pasadas, el sensato modo de actuar al que se acogen de forma habitual ambos clubes no condujo hacia una prolongada carrera armamentística de tiranteces y ataques lingüísticos. En este sentido la distancia entre dos entidades que trascienden lo meramente futbolístico en la ciudad y que juegan un papel sociocultural, fue suficiente para limar asperezas.
Aplacado el conflicto en el pasado mes de diciembre donde llegó la respuesta institucional del Sevilla FC al mensaje enviado en la Junta de Accionistas del Betis en una tensión prácticamente fugaz, no serán pocos los que se pregunten por la tardanza de la alianza. La realidad es que todos los caminos conducían hacia una reconciliación presuntamente pactada ya en el tiempo y cuyas cenizas de guerra pasaron a la batalla comunicativa donde en ambos gabinetes compitieron y convivieron para dilucidar una salida donde ambas partes permanezcan en buen lugar.
Existe máxima unanimidad en lo positivo del acuerdo entre el Real Betis y el Sevilla, donde se evita llegar a un escenario plagado de adversidades peligrosas e indecorosas donde únicamente podría acabar en un clima de amenazas y graves consecuencias entre los propios aficionados.
Hecho el sacrificio de desvestir el verde y el rojo para la blanca bandera de la paz, surgen numerosas incógnitas donde ni el qué ni el cómo deben ocupar una posición central. ¿Implica el acuerdo un compromiso de silencio? ¿La paz será definitiva? ¿Está apagada hasta la más mínima ceniza para impedir que el fuego resucite llegado el punto? ¿A partir de ahora vuelven a verse las banderas con guasa sevillana? Resta por ver la actuación en ambas orillas a lo largo de una semana de derbi, con lo que ello conlleva y en un deporte tan imprevisible como es el fútbol donde la polémica, el resultado e hipotéticas celebraciones podrían desatar un nuevo maremoto.
A día de hoy han logrado alcanzar una beneficiosa paz y aparentemente queda así olvidado el origen del conflicto en pro del bien común en el baúl de los recuerdos de esta rivalidad centenaria. Inescrutables son los caminos del Señor y su metafórico juego para que el acto de perdonar - lo dejaremos en un perdón mutuo- haya llegado en plena cuaresma. Deberán saber los señores del Nido Carrasco y Haro que en el acto de perdonar viene implicado el olvido de la necesidad de vengarse y uno debe dejar a un lado su percepción de víctima. Que ruede la bola.