Uruguay disputa este lunes su segundo partido en el Mundial de Qatar 2022 ante la selección de Portugal y, pese a la veteranía de su defensa y a que sólo han pasado tres días desde que empatara con Corea del Sur, volverá a dejar fuera al que es su mejor defensa: Ronald Araujo. La presión ejercida por el Barça en los últimos días ha hecho su efecto.
El central uruguayo, que fue operado hace dos meses y que, desde su club anunciaron que, con ello, se perdería el Mundial de Qatar, acabó entrando finalmente en la lista de Diego Alonso y todo hacía indicar que jugaría ante Corea del Sur.
Sin embargo, el Barça presionó para que no jugara y, ante la falta de fuerza, amenazó con hacer que la FIFA interviniera ante su sospecha de que Uruguay podría poner en peligro el futuro del central, haciéndolo jugar sin que hubiera recibido el alta médica.
Araujo no entró en la convocatoria para ese partido y no lo volverá a hacer frente a Portugal. Se ha entrenado a un ritmo diferente en los últimos días y sólo jugaría el último duelo, frente a Ghana, en el caso de que Uruguay estuviera muy necesitado, tiraría de él.
El jugador blaugrana sufrió el 23 de septiembre una lesión en el aductor largo del muslo derecho nada más comenzar un amistoso ante Irán. Aunque en un principio se quiso llevar un tratamiento conservador, el Barça presionó para que se operara y así se aseguraba que la recuperación sería total, pese a que ello le dejaba casi sin opciones de jugar el Mundial de Qatar 2022. Diego Alonso, seleccionador uruguayo, lo metió en la lista final para, supuestamente, hacer piña, pero en el Barça no se fiaron y mandaron al fisioterapeuta Juan Carlos Pérez para que estuviera junto a él y tutelara su recuperación.
Él fue el que avisó, supuestamente, de las intenciones de Uruguay de hacerlo jugar y por el que el Barça amenazó a la federación uruguaya con elevar una denuncia ante la FIFA. El partido ante Ghana (el viernes 2) sería incluso prematuro para una lesión cuya recuperación se situó en torno a los dos meses y medio o tres meses. El primero de los plazos sólo se cumpliría en semifinales, por lo que de necesitar contar con él, Uruguay tendría que sortear la amenaza blaugrana y adelantar una reaparición que para el Barça siempre será prematura.