Nacho Cartes3 min lecturaDurante la segunda parte del partido entre Roma y Sampdoria, la afición local empezó a cantar de forma despectiva: "Gitano, gitano". Este cántico con la intención de insultar de forma racista iba dirigido a Dejan Stankovic, el ahora entrenador de la 'Samp' fue futbolista de la Lazio, el máximo rival de la Roma. Ese pobre argumento le valió a un sector de la grada para agredir verbalmente al exjugador serbio, aunque Stankovic tuvo un salvador inesperado, José Mourinho.
El entrenador portugués de la Roma decidió intervenir, se levantó de su asiento y se dirigió a su afición para pedirles que parasen: "Nuestros aficionados son fantásticos, pero en ese momento pensé que podía seguir mi instinto y mi instinto dice que a un amigo mío no se le toca". Con estas palabras Mourinho mostró que guarda una gran relación con el que fuese su futbolista en el Inter. Juntos ganaron el triplete en el año 2010, venciendo en la final de la Champions al Bayern Múnich (2-0). Un gesto que contó con el agradecimiento de Stankovic: "No me di cuenta en el terreno de juego, pero gracias a José por haberles hecho callar", concluyó el técnico serbio.
Dejan Stankovic, de etnia gitana, dejó claro lo que piensa sobre estos cánticos: "Estoy orgulloso de ser gitano, nadie puede ofenderme llamándome gitano, José lo sabe", con estas palabras señalaba a una afición romanista que intento faltarle al respecto por su etnia. Su amigo Mourinho lo evitó e insistió al acabar el choque que no les gustan los insultos desde la grada. "Me han insultado a menudo en los estadios. Me he construido un muro protector y estoy seguro de que 'Deki' ha hecho lo mismo. Pero tiene hijos, tiene una familia, y esto no es bonito".
La Roma se llevó el partido
En el campo el duelo de amigos se lo llevó la Roma de Mourinho. Los capitalinos vencieron por 3-0 y siguen en la pelea por jugar la próxima temporada la Champions League. La Sampdoria, por su parte, continúa en horas bajas y está contando las semanas para terminar de certificar un descenso que ya es virtual, pero que todavía no se ha producido de manera matemática. Solo un milagro podría evitar la caída a la Serie B del equipo de Génova. Al menos en Roma vieron una bonita lección de amistad y educación de José Mourinho a su propia afición.