La última comparecencia en rueda de prensa de Manuel Pellegrini fue como un trago de whiskey barato para el hincha bético. Las noticias fueron amargas, toda vez que el equipo presenta una lista de bajas tan larga como los mandamientos para la visita a Villanueva de la Serena. Si bien, una de ellas dejó una estela de oscuridad tras de sí. Se trata de Nabil Fekir, quien ha vuelto al dique seco unas semanas después de volver a competir y cuya recuperación se emplaza como mínimo hasta Año Nuevo. Y lo peor de todo: ya resuenan en torno a él los ecos del ostracismo.
Nabil Fekir torpedea entre camillas y muletas por un mundo en el que se haya desorientado desde hace nueve meses. Desde aquel fatídico 27 de febrero donde su rodilla izquierda le jugó una mala pasada, nada ha sido igual para él. Meses de ocaso y opacidad futbolística, donde el astro francés se ha desenganchado del ritmo de juego de sus compañeros, causando la duda entre los béticos que creen que no volverá a dar el máximo nivel. Y mientras tanto, los Reyes Magos de Oriente vienen con sus ‘petrodólares’ para terminar de causar el caos.
El estado físico que alcanzará Nabil tras la recuperación es una verdadera incógnita. Futbolistas como Van Basten, Juninho o Falcao nunca volvieron a brillar tras sus gravísimas lesiones. Cabe la posibilidad de que el de Lyon jamás alcance el nivel de otrora y deje de ser válido para una competición tan exigente como LaLiga. Además, durante el pasado verano, desde Arabia Saudí apuntaban que el Al-Fateh trató de darle caza con una oferta que incluso podría doblarle el sueldo al jugador.
Así pues, lo único cierto es que el beticismo debe encomendarse a la dupla conformada por la fe y la ciencia para que Fekir regrese con fuerza de su lesión. Algo que, a día de hoy, es imprevisible.
Con todo, cabe recordar que el futbolista ya atravesó por una situación así cuando comenzaba a despuntar en el fútbol francés y gigantes del fútbol inglés como el Liverpool combatían para tenerlo en sus filas. Y lo hizo. Porque si algo tiene Nabil Fekir, es que es imprevisible. Cuando el genio del Real Betis tiene el balón en la zurda, los defensas rivales comienzan a sentir eso que Natos y Waos ya titularon como “Sudores Fríos”.
A fin de cuentas, la realidad es la que es. El ‘8’ del Real Betis ya no es el mismo futbolista que sufrió su primera rotura de ligamento cruzado en Francia. El futbolista determinante al que todos recordaban volvió transformado en un ‘todocampista’, capaz de bajar para sacar el balón desde atrás, a la par que seguía haciendo malabarismos con la pelota. Así pues, su regreso es una incógnita, pero recuerden que Nabil Fekir es un mago y como tal tiene sus trucos. Es imprevisible.