"Es un tópico decir que algo es un tópico, pero creo que todos entendemos ese matiz de futbolista diferente que nombres como Juan Mata, Héctor Bellerín o el propio Borja Iglesias han cultivado en estos últimos tiempos. Menos maximalismo, más narrativa, más realidad y menos deporte encorsetado. Por esa razón, en GQ España decidimos pasar 24 horas con Borja, en su casa con su perro Himba, en su entrenamiento, haciendo lo que le gusta junto a los suyos y así conocer mejor qué hace y por qué lo hace. ¿No dicen que el deporte es la mejor forma de crear referentes? ¿No son las estrellas del fútbol una cascada de valores y superación? Pues él es nuestra guía y nuestro ejemplo". Así arranca la Revista GQ la introducción del vídeo de una jornada completa junto al delantero del Real Betis, que durante su charla informal habla un poco de todo, desvelando sus pasiones lejos de los campos de fútbol y compartiendo una anécdota en este sentido con Sergio Canales. Juntos son dos aprendices de DJ que hacen disfrutar al vestuario del conjunto verdiblanco."No es fácil pararte a pensar dónde estás, pero cuando te paras a pensarlo... Si hace 15 años me hubiesen dicho que hoy iba a estar como estoy lo habría firmado, pero por la mitad, además. Es bueno pararte a pensar porque te saca de la perspectiva. A veces estás cansado de jugar y tal, pero luego lo piensas y es la leche", afirma Borja Iglesias -mientras le hacen la manicura- sobre la presión del deportista de elite.
"El tema de la presión, de estar bien o estar mal, vas aprendiendo a manejarlo sobre la marcha, con el tiempo. Cuando eres joven es más díficil asumirlo, tanto lo bueno como lo malo. Lo mejor que tiene el fútbol es que cada dos o tres días tienes una revancha. Hay que vivir más el presente y controlar sólo lo que puedes. Lo contrario es restarte energías. Luego puedes hacer las cosas bien y que no salgan, pero los momentos buenos son muy muy buenos, merecen la pena", añade el Panda, que recuerda que el apodo le viene de una canción que se puso de moda en el vestuario del Celta B.
"Himba es el compañero que tengo en casa cada día. Tiene dos años y medio, es muy bueno y le quiero mucho", explica Borja sobre su perro, un caniche toy al que dedica los primeros momentos de su día: "Me despierto, bajo, me preparo un cafelito y salgo al patio para estar jugando con Himba un rato antes de irme a entrenar". Ya conduciendo hacia la Ciudad Deportiva Luis del Sol, Borja asegura estar encantado en el Betis y en la capital andaluza: "En Sevilla estoy muy bien, llevo ya cuatro años y he pasado por momentos distintos, pero la verdad es que estoy disfrutando mucho. Me siento perfectamente integrado en el club y en la ciudad, porque venía con una idea mental de una Sevilla muy clásica y la hay, eso es obvio, pero hay una parte alternativa que disfruto mucho".
"La afición del Betis es muy cercana conmigo. Yo me siento muy arropado, me paran mucho por la calle, a veces para una foto, otras sólo para charlar pero siempre de buen rollo. De la otra afición siempre me llega algo, es normal y también es bonito, porque al menos conmigo nunca ha pasado nada", agrega, sobre la inevitable 'guasa' con los sevillistas.
Tras entrenar -la grabación se hizo a finales de la 22/23 y Borja admitía que "las piernas pesan ya"- y antes de pasar por la mano de los físios, concede tres entrevistas. "Una con una televisión rusa y con dos teles de aquí de España. Cada vez me gusta menos hablar sólo de fútbol, supongo que será porque como ya he hecho tantas de éstas... Al final, con el paso del tiempo te acostumbras a hacerlas, ellos (los periodistas) también te conocen y saben cómo llevarte y te vas sintiendo más cómodo", señala sobre su relación con la prensa.
Ya de vuelta a su casa, Borja muestra otras de sus pasiones, la ropa y la música. "Tengo más ropa de la que me gustaría, pero me regalan cosas muy guay, más lo que yo me compro...", admite con resignación desde su gigantesco vestidor. La joya de la corona es la mesa de mezclas que tiene en una sala en la que practica sus dotes como aprendiz de DJ. Va a clases para seguir aprendiendo y no asiste solo: "Canales también le pega a esto. Vamos juntos a clases, aprendemos juntos y nos divertimos". "En el vestuario cuando pongo música mis compañeros sólo quieren reguetón, pero a mí me gusta la música electrónica, aunque lo que más escucho de siempre es rap y hip&hop en español", explica sobre las peticiones que le hacen sus compañeros.
Borja va explicando su manera de sentir y vivir el fútbol y la vida mientras le arreglan y le pintan las uñas. Es algo cotidiano ya para él, que hace porque le gusta y porque no tiene complejo alguno, pero admite que al principio sí le afectó ese 'qué dirán': "La primera que lo hice y las imágenes se hicieron virales, la verdad es que sí pensé 'Para qué lo habré hecho, ahora voy a tener que estar dando explicaciones' pero luego se normalizó. Como se formó bastante revuelo, mucha gente me mandó mensajes diciendo que les gustaba y la verdad es que me mola. ¿Por qué no? Es un complemento más".
Tanto el Panda como Aitor Ruibal, de hecho, han sido criticados por sus vestimentas e incluso han tenido que soportar ataques homófobos que cuestionaban su masculinidad por su manera de vestir. "Es como mi hermano. Conectamos muy bien desde el principio y siempre estamos juntos. Para mí es una persona muy importante, no sólo en el Betis, sino también en mi vida, en general", explica el gallego sobre el catalán, que añade que son "hermanos, amigos, familia, compañeros y algunos dicen que también novios". Con él posando como improvidado modelo por las calles de Sevilla termina el día con Borja, que se despide con otra de sus pasiones, la fotografía: "Todas las fotos que cuelgo en redes son obras suyas, no creáis que contrato un fotógrafo profesional", asegura Ruibal sobre el buen manejo con la cámara del delantero.