Betis
Osasuna
Si uno comienza a analizar, uno a uno, la actuación de los jugadores del Real Betis en el partido de este domingo ante CA Osasuna, en la jornada 11 de LaLiga EA Sports, hay pocas cosas que reprochar. En líneas generales, todos estuvieron bastante acertados, con mención especial para un Isco Alarcón que ha encontrado la regularidad en un listón altísimo y sigue instalado en la genialidad. Eso sí, de no ser por el gol y la asistencia del malagueño, hoy abría que volver a hablar del 'rey del empate', un equipo que mastica pero no muerde, que domina pero no cierra los partidos y que paga cara a precio de caviar cualquier mínimo despiste.
El Betis salió con seis cambios con respecto al once del pasado jueves ante el Aris Limassol, en la Europa League, y dejó una grata imagen de solidez y soltura. Incomodó con una presión alta, exhibió músculo en las disputas, estuvo equilibrado y ordenado. No obstante, le costó ver portería y no pudo rentar su dominio hasta el último minuto de la primera parte. En la reanudación, los verdiblancos levantaron el pie del acelerador y es un lujo que no pueden permitirse. No sufría, pero tampoco sacaba colmillo y Osasuna acabó empatando con un gran pase filtrado de Catena y disparo de Rubén García. Isco devolvió todo a su sitio en el último minuto del partido, pero este Betis mastica sin llegar a clavar el diente.
El regreso a la titularidad del chileno fue plácido hasta el imparable zapatazo de Rubén García en la frontal de su área pequeña. Hasta entonces, ordenó constantemente a su defensa, demostró seguridad en los balones áreos y estuvo solvente en las salidas.
Abre mucho campo, profundiza y recupera rápido. Es difícil pillarle la espalda, pero arriba le sigue faltando ese puntito de lucidez y precisión para poder ser determinante.
Está en modo mariscal. Ganó casi todos sus duelos, corrige bien a su derecha, es prácticamente inabordable en el uno contra uno e incluso se atreve a salir de la cueva con el balón pegado al pie. Pese a no tener descanso, sigue a un nivel altísimo que invita a mantenerle en el once.
Voló para rebañar de la cabeza de Budimir un centro lateral que el croata se disponía a cabecear a placer en la primera parte y da la sensación de estar creciendo mucho al lado de un 'perro viejo' como Pezzella, que se las sabe todas. Aseado en la salida, como viene en su carné de La Masía, completo un partido solvente. El único susto fue un cabezazo de David García que le pegó en la mano, algo separada de manera natural por el salto, pero justo delante de su pecho. Él árbitro no vio nada punible.
Titular pese a los noticias que hablan de acuerdo para firmar cinco años con el AC Milan. Muy concentrado en defensa y tratando de ser profundo, con una vocación ofensiva mucho mayor a la de sus últimas citas, así como una gran lectura de los movimientos de Ayoze para elegir cómo y cuándo percutir. Dejó un control de muchos quilates. Su única mácula, la acción del 1-1, en la que Rubén le gana la espalda.
Es un futbolista indispensable que hace una larga tarea de pequeñas actuaciones que pasan desapercibidas a veces pero que en el cómputo general acaban siendo esenciales para el buen funcionamiento colectivo. Además, al lado de Marc Roca se siente abrigado y aún es más difícil pillarle las vueltas.
Gigantesco. Recupera, equilibra, encuentra salida limpia, rompe líneas en conducción o con pases filtrados, cambia la orientación con precisión de cirujano... y, además, lleva peligro en acciones a balón parado por su potente detente vertical y amenaza con disparos lejanos como los dos seguidos que intentó a la media hora de juego, que no pillaron portería por muy poco.
Recibe, protege, encara y desborda. Está con confianza y se le nota, todo ello a pesar de que sigue acostumbrándose a jugar en la banda derecha, algo que no había hecho nunca. En la primera acción tras cambiarse a la izquierda -tras la salida de Luiz Henrique- rompió a la adelantada defensa de Osasuna y se coló en el área como un misil provocando un penalti y la expulsión de David García que quedaron en suspenso con una controvertida revisión en el VAR. El chico para todo del Betis acabó de '9'.
Parece que ya no brilla tanto, pero es sólo porque nos ha acostumbrado a este nivel de precisión y fluidez. Todo lo trascendente pasa por sus botas. Tuvo el 1-0 en el 40', pero el 'pase de la muerte' de Ayoze se le queda demasiado arriba y algo atrás cuando sólo tenía que empujarla, viéndose obligado a meter el muslo para rematar y mandándola fuera. Compensó cinco minutos después, recogiendo junto a la banda un mal disparo de Guido y sirviéndola en bandeza para que Willian José abriese el marcador. Y la guinda, golazo en el 95' para dar la victoria al Betis.
El tinerfeño necesita estar suelto y sigue demostrando que ponerle de '9' es enjaular y desperdiciar su talento para asociarse, moverse y generar superioridades. Estaba siendo peligroso y mostrándose activo partiendo desde la izquierda, pero fue a menos en los escasos minutos que se quedó como '9' antes de ser sustituido por Abde.
Estuvo más de media hora desapercibido, limitándose a descargar de espaldas, apoyar y descargar juego; pero volvió a ser decisivo. Tuvo una muy clara en el 36', pero resbaló y su disparo -tras gran acción en el área de Assane- se marchó rozando el poste izquierdo de Sergio Herrera. A la siguiente no perdonó. En la última acción del primer tiempo, atacó el primer palo y remató al primer toque el centro raso de Isco metiendo la punta de la bota para impedir que se le echasen encima los centrales y dejar sin opciones al meta de Osasuna. Cuarto tanto de la 23/24 y 'pichichi' verdiblanco.
Su equipo volvió a cuajar una gran primera parte a la que sólo le faltó la rúbrica del gol. Encontró el 1-0 al filo del descanso, pero le falta pegada y, para colmo, en la segunda parte esta perdiendo amenaza de manera progresiva. Tres de sus cuatro cambios fueron de corte ofensivo, antes y después del momentáneo 1-1 de Osasuna. Son Borja, probó a Assane de '9' (además de en la derecha y en la izquierda). El canterano estuvo bien, pero fue Isco quien hizo justicia a las buenas maneras de este Betis.
Cargó con una amarilla nada más salir y tardó en enchufarse, pero se animó. Casi caza un cabezazo y no paró de encarar en el alargue.
Le falta ese puntito de chispa para recuperar la versión que exhibió, precisamente, ante Osasuna; pero en los minutos que estuvo sobre el campo hizo lo que se le pide: encarar, desbordar, pisar área y centrar. En uno de sus intentos de penetrar nació el 2-1: Rubén despejó como pudo e Isco la recogió para fusilar.
Salió en el 87' por Miranda, en una última reacción de Pellegrini tras el 1-1.
Como Abner, salió a falta de sólo tres minutos más el añadido, pero le dio tiempo a mostrar lo importante que es para el Betis su capacidad para encontrar salidas.