El de Junior Firpo es un nombre que resuena en la actualidad deportiva de las últimas semanas. El canterano del Real Betis, actualmente en las filas del Leeds United tras un desafortunado paso por el FC Barcelona, está de moda tras el anuncio de su fichaje por la selección de la República Dominicana -su país de nacimiento-, los rumores que le sitúan como posible salida en el conjunto inglés para este inminente mercado invernal y su (sempiterna) presencia en la lista de candidatos de Ramón Planes para cubrir una posible salida de Juan Miranda en el conjunto verdiblanco, ya que queda libre en junio y en Italia pujan fuerte por él (Nápoles y sobre todo AC Milan).
Como viene explicando ESTADIO Deportivo, el nombre que más gusta en las oficinas de Heliópolis si el olivarense se acaba marchando es el de Javi Galán (Atlético), pero el nombre de Junior siempre está sobre la mesa. Héctor Junior Firpo Adamés, de 27 años, ha atendido en exclusiva a Relevo para conceder una extensa entrevista en la que ha repasado todas estas cuestiones de actualidad y repasar una carrera deportiva marcada por dos momentos.
Junior puso la primera piedra del regreso del 'EuroBetis', que lleva tres años seguidos en competiciones continentales de la mano de Manuel Pellegrini y que volvió al Viejo Continente de la mano de Quique Setién tras seis largos años de ausencia gracias a un gol del hispano-dominicano ante la UD Las Palmas en la recta final de la 17/18. Tras llegar a Málaga desde la República Dominicana con sólo seis años, pasó sin mucha suerte por las canteras de Atlético Benamiel CF (2011/2012), CD Tiro Pichón (2012/2013) y Puerto Malagueño (2013/2014), donde estuvo a punto de dejar definitivamente el fútbol y dedicarse a estudiar. Tenía 17 años y un partido contra el Real Betis cambió su vida por completo.
Militando en el Puerto Malagueño prometió a su novia de toda la vida, hoy pareja y madre de sus hijos, que si en verano no le salía una oferta importante colgaría las botas y se pondría a estudiar. "El último partido de la temporada fue, precisamente, contra el Betis. Al acabar, me dijeron que me querían firmar, que les pasara el número de mi padre. Si ese día no llego a jugar bien…", recuerda en contraposición al otro partido que marcó su carrera, el primero que jugó con la camiseta del Barcelona, un mal día que sentenció por la vía rápida su etapa como culé.
"Una vez, un entrenador me dijo que el partido de un futbolista se rige por sus primeras tres acciones. Si son buenas, tendrá un buen partido: da confianza, empiezas bien… Si las primeras son malas, cuesta mucho levantarlo". A él le sucedió lo segundo en su primera titularidad con el Barça: falló grave, gol del Granada y losa irremontable: "Después de ese partido tuve miles de comentarios y de insultos, miles de mensajes privados y de amenazas. Yo pensaba: ¿Para tanto ha sido? Sí, vale, lo siento, he tenido un error, hemos perdido… pero la repercusión era mucho más grande que en el Betis.
"Las dos temporadas en el Barcelona fueron muy diferentes. La primera fue una decepción conmigo mismo. Me arrepiento un montón de no haberlo aprovechado mejor. Salía al campo pensando que me cuestionarían. Si lo haces bien: 'Bah, no pasa nada, es el Barcelona contra el Mallorca, son mejores, tienen que ganar'. Y si lo haces mal, a por ti. Mi sensación era que pasara lo que pasara sería uno de los focos de las críticas. No jugué como yo jugaba en el Betis… Y aún así jugué más de lo que pensaba", añade sobre esa 19/20.
"En el segundo año jugué muy poco. Y sin embargo estaba a mucho mejor nivel que en el primero. Creo que Koeman no me conocía mucho. Era joven, acababa de explotar, llevaba dos años y medio en la élite. Él fue el primero que me dijo que me quedara, pero eso luego no se convirtió en minutos. Recuerdo una vez que se lesionó Jordi Alba y puso a Dest de lateral izquierdo. Los minutos que me daba eran por la derecha... Koeman me dio una respuesta en la que no me estaba siendo sincero: me decía que contaminaba al grupo… Así que dejé de intentarlo. Es muy bonito pertenecer al Barcelona por todo lo que te da, pero yo quería jugar", recuerda Junior Firpo, que en aquellos días de la 20/21 (en plena pandemia) además pasaba por una durísima situación personal, con su hijo recién nacido ingresado en la UVI tras nacer con un serio problema pulmonar.
"El Betis es un sitio de mucha presión, pero yo no lo viví para mal. Lo he visto en compañeros. Uno de mis mejores amigos es Francis, que estuvo muy cuestionado y criticado. Lo pasé mal por él y por su familia. Yo eso no lo viví, me sentí muy querido en el Betis. En el Barcelona fue totalmente diferente. Mi padre me avisó: 'Junior, va a ser complicado, en el Betis te ha salido todo muy bien, esto no va a ser así'. En momentos estelares, en el gol que metía al Betis en Europa, ahí estaba Junior. Y un partido bueno contra el Barcelona. Y contra el Real Madrid. Y contra el Milan. Tenía mis días malos, pero en los buenos siempre aparecía", recuerda con clara añoranza.
Cuando peor lo pasaba en Barcelona, el Leeds United llegó al rescate de Junior y le convenció para ir a la Premier. Lo hizo alguien al que guarda mucho cariño y que hoy es director deportivo del eterno rival: "Fue Víctor Orta. Estuvo muy encima. Se interesa por tí, por tu familia, es el primero que te escribie si te lesionas, te ayuda en el día a día…"