"Ahora estoy donde quiero estar. Es un poco de todo, sentirse cómodo y que te hagan sentir cómodo, tener ritmo y confianza; eso es lo que permite a un jugador dar su mejor versión. Eso no lo tenía antes. Los argentinos vivimos con estas cualidades. Te caes y te levantas, ¿no? Hay que tener una mentalidad muy fuerte, ya sea en el fútbol o en la vida; nuestra cultura es así". Giovani Lo Celso, siempre prudente y correcto, se ha abierto en canal durante una entrevista exclusiva concedida esta semana a 'The Times' en la que analiza su convulso paso por el Tottenham, que lo fichó por 48 millones de euros en total en 2019 (compra efectiva el año siguiente) y lo revendió cuatro años más tarde, con una cesión de año y medio al Villarreal CF incluida, al propio Real Betis, que hizo un negocio redondo: disfrutó al rosarino en una espectacular 18/19 (cuando marcó 16 goles y brindó seis asistencias), obteniendo una plusvalía de 23 millones para recuperarlo con 28 años por un 10%.
"La verdad es que estoy muy contento aquí. Parece como si nunca hubiera estado fuera", sentencia el rosarino, que, antes de enfrentarse a los amarillos, acumula siete tantos y una asistencia en 12 partidos con los verdiblancos. En Londres, sin embargo, no tuvo respaldo ni continuidad: jugó para siete entrenadores diferentes (dos temporales y cinco permanentes), nueve de hecho si se incluyen dos más mientras estaba a préstamo en tierras castellonenses. Pasó, eso sí, casi 400 días lesionado antes de que finalmente los 'Spurs' lo liberaran en agosto pasado por cinco millones de euros y una opción de compra de 25 millones por Johnny Cardoso. Para el protagonista, todo se empezó a torcer pronto: "Cuando decidí ir fue gracias a Pochettino. Recibí su llamada y, cuando tuve la oportunidad, no lo dudé. ¿Habría sido diferente si se hubiera quedado? No lo sé, pero obviamente me habría gustado pasar más tiempo con él. Fue algo muy bonito para mí ser entrenado por él, pero unos meses después lo echaron".
Pese a todo, Lo Celso no empezó especialmente mal su etapa de blanco en la 19/20: "Tuvimos una gran relación Mourinho y yos un entrenador de auténtica categoría, pero al mismo tiempo está muy, muy cerca de los jugadores. Tengo grandes recuerdos jugando a las órdenes de José". Pero las lesiones pronto lo eliminaron de la ecuación, lo que llevó al técnico portugués a cuestionar su forma física y la sospecha creciente de que no era lo bastante fuerte para la Premier League. "Hubo momentos... momentos difíciles en los que las lesiones me frenaron. Es una Liga diferente, pero no creo que eso cambie mucho. Si nos fijamos en el club de hoy, ¿cuántos jugadores están lesionados? Cuti (Cristian Romero) está K.O., Micky (Van de Ven), Richarlison... Muchos jugadores están lesionados. Es una fase que puede pasar en un club cuando tienes tantos partidos, tanta competencia. Pasas por esos periodos. Siempre di el 100% en cada partido, así que no siento ninguna amargura en ese sentido".
La llegada de Antonio Conte supuso el principio del fin de su etapa en el Tottenham. El italiano nunca dio la cara al respecto en público, tildando esa decisión de "cosas del club", aunque Gio entiende que pasó mucho más entre bambalinas: "Había cosas muy raras. Siempre me decían una cosa en la entidad y, luego, pasaba otra en el campo. Pero da igual, no quiero entrar en detalles sobre lo que pasó, pero la forma en que llevaban las cosas era muy extraña. Muchas veces, en el momento de decidir los fichajes, el club decía que iba a contar conmigo, que querían que no me fuera. Y luego ocurría igual, todo lo contrario". Tras el nombramiento de Ange Postecoglou, se veía fuera, pero se quedó. Marcó dos goles en sus dos primeros encuentros, contra Aston Villa y Manchester City. A continuación, el Tottenham perdió contra el West Ham... y Lo Celso sólo fue titular dos veces más en Liga en toda la temporada, y ni una sola después de enero.
"Pensé que sería un nuevo comienzo, porque en el momento en que se cerró el mercado, tenía opciones de marcharme, de ir a otros equipos (los de Birmingham y el propio Real Betis lo pretendieron). Primero, el club me había comunicado que quería que me fuera, luego me dijeron que querían que me quedara y, cuando me tocó jugar, intenté hacerlo de la mejor manera. De hecho, tuve la oportunidad de marcar un par de goles en los partidos que jugué, pero eso fue todo; después, nada más. Fue todo un poco raro, porque jugué cuando me tocaba jugar y creo que lo hice bien. Y, después, de un día para otro, no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Todo se hizo un poco cuesta arriba". Por eso, suscribe las palabras recientes de su compatriota Cristian Romero: "Obviamente, Cuti dijo eso por una razón y, para mí, también, para ser honesto, hay muchas cosas extrañas. Prefiero no abrir un abanico que no pueda cerrar, pero la 23/24 pasada fue muy rara (...) Todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad".
Ahora, con una Copa América en su zurrón (su asistencia a Lautaro Martínez en el gol de la final ante Colombia lo tiene "grabado en la cabeza") y siendo indiscutible en La Palmera, lo ve todo de otra manera, aunque no olvida: "No sé si alivio es la palabra, pero sí sé que la temporada pasada me lo hicieron pasar mal. Al final, se acabó, es un ciclo que ha terminado y la verdad es que guardo muy buenos recuerdos de la gente del Tottenham. El estadio es único, cada partido que jugábamos, cualquier día de la semana, estaba lleno, algo increíble para un jugador. Estuve mucho tiempo en Inglaterra, una nueva experiencia, un nuevo idioma, así que en el fútbol y en la vida fue una experiencia inolvidable".