Aitor Torvisco6 min lecturaEl FC Barcelona se centra en acabar esta convulsa 23/24 de la mejor manera posible y se aferra a la Champions League para que Xavi Hernández puede tener una salida digna del club de su vida, mientras de fondo no para de escucharse ruido sobre su posible sucesor en el banquillo azulgrana. Entre el gran número de nombres que han sonado desde que el catalán dimitiese por anticipado, en las últimas semanas han ganado especial fuerza los alemanes Thomas Tuchel -recién despedido del Bayern Múnich- y Hansi Flick, así como el italiano Roberto de Zerbi. Del actual técnico del Brighton & Hove Alvion FC gusta mucho un estilo de juego que a priori encajaría a la perfección en la marcada filosofía de La Masía y con la irrenunciable herencia de Johan Cruyff, pero además podría contar con un poderosa baza como reclamo a su supuesta candidatura. Al menos, así se ha entendido en la Ciudad Condal la última imagen compartida en redes sociales por Ansu Fati. ¿Una indirecta al Barça?
Recuperar la mejor versión de Ansu Fati es una deuda moral que tiene el Barcelona y una ilusión irrenunciable de su hinchada. El joven atacante, elegido para heredar el '10' de Lionel Messi en una firme declaración de intenciones, lleva varios años sumido en una espiral de negatividad por culpa de las lesiones y, precisamente, eligió emigrar como cedido al Brighton para intentar tomar distancia y ganar perspectiva, aislándose un poco, saliéndose del epicentro de un claro foco de presión y buscando la confianza perdida en otro lugar en el que empezaría de cero. En todo este reto, que se complicó con una enésima dolencia muscular que le ha obligado a estar algo más de dos meses parado, Roberto de Zerbi está teniendo un papel trascendental, algo que el internacional español ha reflejado compartiendo en su cuenta de Instagram una llamativa foto junto al técnico.
En la imagen, Ansu Fati posa sonriente en un sofá junto a su actual entrenador, demostrando que existe una gran relación y una muy buena sintonía entre ambos. Junto a ellos salen varios miembros del cuerpo técnico de De Zerbi en el club británico y también el lateral zurdo ecuatoriano Pervis Estupiñán, conocido de LaLiga tras sus etapas recientes como jugador del CA Osasuna o el Villarreal CF. La instantánea, además, coincide con el regreso del delantero, que se lesionó a finales de noviembre y todavía está siguiendo un plan para volver al equipo de manera progresiva y minimizando al máximo los riesgos de recaída, piedra en la que los médicos del Barça y él tropezaron de manera repetitiva en los tres años anteriores.
Ansu se echó al césped con gesto de abatimiento en el duelo que enfrentó al Brighton con el Nottingham Forest el 29 de noviembre en su enésima lesión. Se perdió 13 encuentros: nueve jornadas de la Premier League, dos eliminatorias de la FA Cup y las dos últimas citas de la Fase de Grupos de la UEFA Europa League.
Este pasado 2 de febrero regresó sumando dos minutos ante el Crystal Palace y luego ha participado, también saliendo desde el banquillo, en los 33 últimos minutos del choque ante el Tottenham Hotspur del día 10 y otros 14' ante el Sheffield United este pasado 18-F. Antes de lesionarse, lo cierto es que tampoco tenía demasiado protagonismo. De hecho, de sus 17 citas con el club británico en esta 23/24 sólo ha salido de inicio en seis ocasiones y únicamente en una de ellas en la Premier, las otras cuatro fueron en el torneo continental y la restante, en la copa, con un discreto rendimiento de cuatro goles y una asistencia.
Con contrato en vigor con el Barça hasta 2027, con sólo 21 años todavía, con un valor de mercado que ha caído de los 80 millones de euros de 2020 a los 30 kilos en los que le tasa a día de hoy el portal especializado de Transfermarkt y con una competencia que no le pondrá nada fácil su regreso a casa, la próxima temporada podría ser la última oportunidad de Ansu Fati para resurgir como culé y no le vendría nada mal tener a De Zerbi como aliado en el vestuario barcelonista (y viceversa). En esa indirecta en forma de foto, al menos, se les ve muy sonrientes, algo poco habitual en el hispano-guineano en los últimos años.