El próximo 30 de junio, Vitolo Machín dirá definitivamente adiós al Atlético Madrid, poniéndole fin a sus siete temporadas como colchonero. Una etapa gris en la que el canario ha experimentado los sinsabores del fútbol, bajando de la cresta de la ola como sevillista hasta tocar fondo, llegando al averno futbolístico.
Vitolo se marcha este próximo 30 de junio, aunque en realidad hace tiempo que se marchó. Incluso podría afirmarse que nunca llegó. De hecho, hace años que no se viste de rojiblanco. A sus 34 años, las formas de aterrizar en el Metropolitano no fueron las más éticas y el Karma -según los sevillistas- ha hecho de las suyas.
Nos remontamos al invierno de 2017, con un Vitolo que era capitán general en el Sevilla FC y que se había convertido en internacional con la España de Lopetegui, para quien era vital. Sus goles en los cinco primeros partidos clasificatorios de España para el Mundial de Rusia 2018 eran buena prueba de ello. Todo era color de rosa y su valor de mercado rondaba los 40 millones de euros.
No era de extrañar, por tanto, que Simeone se encaprichara de él y el Atlético acabara apostando por él en una ventana en la que, sin embargo, no podía fichar por una sanción de la FIFA por ciertas irregularidades con el fichaje de menores. Pese a ello, Vitolo acabó marchando al Metropolitano. Eso sí, envuelto en polémica. Y es que el Sevilla FC anunció su renovación un día antes de que éste acabara volando a Madrid para abonar la cláusula de su contrato y romper el vínculo con los de Nervión, con los que se acabaría viendo en los juzgados años más tarde, al mismo tiempo que pidiendo perdón de manera pública.
Las dificultades del Atlético para inscribir a futbolistas propiciaron que el canario fuera en préstamo hasta final de temporada con las Palmas, el equipo de su tierra. En el que se había firmado y con el que debutó en Segunda, convirtiéndose en futbolista de referencia. Sin embargo, todo comenzaría a torcerse en su retorno, apareciendo los primeros problemas musculares y lesiones que le impedirían tener continuidad durante los cinco meses de préstamo. En verano, ya como colchonero, las lesiones continuarían, costándole la misma vida entrar en los planes del Cholo e impidiéndole asentarse cuando la fortuna parecía que comenzaba a sonreírle de nuevo.
Su alto precio, lógicamente, le impedía salir. Al principio tuvo ‘novias’, pero poco a poco se fueron difuminando. Con la pandemia, los colchoneros le acabaron renovando por dos temporadas más en un deseo de equilibrar sus cuentas. Gracias a eso salió en préstamo al Getafe. Pero allí tampoco; las lesiones volvían a impedirle ser importante: siete partidos y cero goles en la 21/22. Justo los mismos números que el curso siguiente, con Las Palmas en Segunda. Un ascenso en el que apenas pudo participar.
Ya el año pasado, Vitolo trató de reencontrarse con el fútbol y con su cuenta corriente en Emiratos Árabes. Daba por hecho que la máxima exigencia en Europa era imposible, por lo que tocaba rascar un buen caché en el fútbol más exótico. Probó en el Emirates Club de Iniesta y Alcacer, pero no superó la prueba. Un jarro de agua fría que le llevó a pasar por el quirófano en mayo de 2023 para una reconstrucción completa de la plástica del ligamento anterior de la rodilla derecha.
Diez meses de baja; otra temporada en blanco en la que el futbolista ha aprovechado para trabajar en el gimnasio y tratar de fortalecer la parte afectada en un último intento de volver a sentirse futbolista. Ahora, como agente libre, busca una última oportunidad. Un equipo para Vitolo. ¿Lo encontrará? Su valor de mercado ha pasado en estos siete años de 40 millones de euros a apenas 100.000 euros.