A sus 29 años, se puede decir que Iñaki Williams está en el momento más maduro de su carrera como futbolista. Autor de 11 goles y cinco asistencia en lo que va de temporada, el delantero internacional con Ghana, siempre deja declaraciones más que interesantes por su extrema sinceridad. El futbolista nacido en Bilbao ha participado en el videopódcast de 'LaLiga VS' para El País en el que se utiliza el fútbol como herramienta para concienciar a la sociedad y erradicar el odio dentro y fuera del fútbol.
Y en eso, Iñaki Williams es un especialista. "Llámame malo, dime que no te gusta cómo juego. Pero meterte con mi color de piel, con la orientación sexual o mil cuestiones más... Hay que tener tolerancia cero. Es algo que duele mucho en el momento. Hasta que lo piensas fríamente y llegas a la conclusión de que el anormal es el que profiere esos insultos", confiesa el mayor de los hermanos Williams, que es un auténtico referente para la afición del Athletic Club.
Por eso mismo, él sabe mejor que nadie que esto es un problema que trasciende al fútbol y en cierta manera, "se alegra" de haber sidó el objeto de estos ataques porque al fin y al cabo es "un privilegiado", "un jugador idolatrado", como él mismos confiesa, "lo sufren mucho más los desfavorecidos". "Es el deporte más visto, representa valores como el compañerismo, el trabajo en equipo... Eso es lo que tenemos que recordarles a los niños e inculcárselo. Yo siempre se lo digo a mi hermano Nico: tú y yo tenemos que ser un espejo para ellos", reconoce.
Recuerda Iñaki Williams que el primero de los episodios fue cuando apenas tenía 22 años en un Sporting-Athletic en 2016. "Fue todo muy raro porque estás centrado en el juego y no escuchas lo que te dicen desde fuera. El árbitro se acercó a decirme que iban a parar el partido porque había habido insultos racistas y que estuviera tranquilo. Yo apenas tenía 22 años y no entendía como estas sucedían en pleno siglo XXI, mis compañeros se volcaron conmigo pero me alegré de que me pasase a mí para así dar visibilidad de que estas cosas pasan más allá del fútbol. A mí no me duele, tengo el culo 'pelao' pero me duele de gente que intenta ganarse la vida vendiendo por las calles y son más vulnerables. Desde mi posición, darle voz a esto viene bien para que los niños aprendan lo que está bien y mal. Me ha pasado dos veces, a otros también les ha pasado pero hay que ser tolerante cero con estas situaciones. LaLiga está poniendo cartas en el asunto y entre todos tenemos que construir una sociedad de tolerancia cero con estos actos".
Cuatro años más tarde, frente al Espanyol, se repitió la historia. En esta ocasión, LaLiga acabó localizando a los culpables y los ha llevado delante de un juez. "LaLiga actuó muy bien, no pueden permitirse esos comentarios. Los compañeros en ese momento no fueron consciente pero luego me dijeron: 'Si vuelve a sucederte, abandonaremos el césped'. Cuando lo sufres así duele mucho. Llámame malo, dime que no te gusta cómo juego. Pero meterte con mi color de piel, con la orientación sexual o mil cuestiones más... Hay que tener tolerancia cero. Es algo que duele mucho en el momento. Hasta que lo piensas fríamente y llegas a la conclusión de que el anormal es el que profiere esos insultos", recuerda Williams sobre el segundo de los actos racistas que sufrió cuando fue sustituido y se dirigía al banquillo por detrás de una de las porterías.
"A mí me tocó enterarme con casi 18 años, no fue fácil, yo lo suponía pero cuando te lo cuenta tu madre sabes el dolor y las lágrimas que han tenido que vivir, por eso Nico y yo intentamos honrarle de todas las maneras y agradecerles ese sacrificio que han hecho por nosotros. El destino ha querido que Nico y yo estemos cumpliendo un sueño pero me da mucha peña porque mucha gente deja atrás sus hogares, su familia y pasan muchos años hasta que se vuelven a reencontrar. Les animo que sigan peleando, luchando y ojalá el destino les pueda regalar lo a nosotros nos ha regalado nuestros padres", argumenta Williams.
Ahora, el mayor de los hermanos defiende los colores de Ghana, el país de origen de sus padres: "Cuando llegas a un sitio dices no se si pinto mucho aquí pero el recibimiento fue brutal desde el primer día. Siempre ha habido mucha ilusión en torno a mi nombre, mi abuelo ha podido verme jugar una Copa del Mundo, dimos la altura que merecía la selección y estoy muy contento por la decisión que tomé".
Su proyecto solidario en la tierra de sus padres: "Es un proyecto que viene de lejos, siempre he tenido ganas de intentar ayudar a los más desfavorecidos, he tenido mucha gente alrededor de mi familia que nos ha ayudado mucho. No me gusta hablar mucho de lo que hago porque sería ponerme medallas, yo lo hago de buena fe. Es un proyecto con mi padre, hemos abierto y reformado un colegio en la zona donde crecieron mis padres. Todo ha sido labor de mi hermano y mía, vendrán más cosas si Dios quiere, hay compañeros que quieren ayudar y seguiremos progresando para que los niños tengan un futuro digno".