París, 28 may (EFE).- En los alrededores de la Torre Eiffel, la afición blanca velaba armas a pocas horas del partido. Banderas, bufandas, cervezas españolas y muchos cánticos sobre Karim Benzema, la gran esperanza para que la noche termine con la misma alegría con la que los aficionados tomaron este sábado las calles de París.
"A mí no me fotografíes, que le he dicho al jefe que estoy enfermo", gritó uno de los valientes que dejó la Torre Eiffel al fondo para fotografiarse con sus amigos, todos llegados desde España, con un buen carro de cervezas con ellos. Españolas, eso sí, una idea que se anticipó a los precios franceses. Hasta siete euros una cerveza, enfriada de aquella manera en un cubo, con la que saciar la sed que provocaba el sol en la capital parisina.
El calor, en contraste al frío que ha hecho estos días en París, permitió a los aficionados lucir también las camisetas. De todas las épocas, desde las de Kelme de Emilio Butragueño, hasta las de Raúl González, pasando por las de Zinedine Zidane y las más recientes, de Eden Hazard a Vinícius Júnior.
Pero si hay un jugador que despierta la ilusión merengue es Karim Benzema. El francés fue el jugador más ovacionado por la afición, al que todos mencionaban a la hora de empezar cánticos. Bordeando el toque de la policía, que no permitía a la afición blanca pasar más allá del Arco del Triunfo. Ese era el límite para los madridistas, para evitar que se cruzasen con los aficionados del Liverpool, esos que no tenían impedimento en comenzar a beber alcohol desde los primeros trenes que partieron de Inglaterra, alrededor de las 7 de la mañana.
El objetivo policial, evitar choques entre las dos aficiones, ya que a París llegaron para la final alrededor de 50.000 aficionados que colonizaron las calles parisinas desde el viernes por la mañana. El barrio Latino, Montparnasse, Montmaitre y los alrededores de Notre Dame se convirtieron en colonias británicas, ante lo que la catarata de aficionados blancos respondieron asaltando el gran símbolo galo, la Torre Eiffel.
Con las canciones de Bobby Firmino, el 'Allez, Allez' y, cómo no, el You'll Never Walk Alone', el Madrid saca músculo con su "Cómo no te voy a querer", ese que se quedó corto ante la cantidad de Copas de Europa ganadas en la última década. Hubo zonas comunes donde reinó la deportividad. Los jardines junto a la imponente Torre Eiffel dejaron intercambio de cánticos, brindis, fotos conjuntas y dos aficiones unidas que celebraban la fiesta del fútbol en su gran día.
La mofa que tuvo que aguantar el madridista no tuvo otro nombre que Kylian Mbappé. Una señora aparecía entre las aficiones con la camiseta del PSG del astro francés, orgullosa de lucir el 7 a su espalda. Con gran recibimiento de los seguidores del Liverpool y pasotismo de los madridistas que, tras un nuevo intento fallido de fichaje, se centran en el éxito impensable hace unos meses, en una temporada en la que ya han celebrado la Liga y ven a un paso la decimocuarta.
El punto final de la ruta madridista será un Stade de France, de gran recuerdo para los más añejos, aquellos que vieron al Real Madrid de Lorenzo Sanz conquistar la Octava Copa de Europa con los goles de Fernando Morientes, Steve McManaman y Raúl González. Será el fin de fiesta a un día de celebración en París.
Manuel Sánchez Gómez