Villarreal, Valencia, Atlético de Madrid, Barcelona, Sevilla y Betis, entre otros muchos, han tenido sobre la mesa en las últimas ventanas de transferencias alguna vez el nombre de
Cédric Bakambu, con ganas ya de volver a Europa tras una satisfactoria experiencia en China que, tras el estallido allí de la
pandemia del coronavirus Covid-19 y otras cuestiones de índole personal y familiar, empieza a no compensarle, pese al dinero que cobra (18 millones de euros brutos por cada una de las cuatro campañas comprometidas, unos 14,4 libres de impuestos).
No obstante, todos estos conjuntos, más cuatro o cinco, incluso, más pudientes de
la Premier o la Bundesliga, acabaron desestimando una operación poco o nada rentable desde el punto de vista económico. Obviamente, lo sigue siendo, especialmente para una sociedad como la verdiblanca, donde un fichaje de este calibre únicamente encajaría en
el presupuesto dentro de un año.
Sólo entonces, con apenas seis meses de contrato -
expira el 31 de diciembre de 2021-, Bakambu podría negociar libremente su futuro sin contar con el
Beijing Guoan, que, aparte, consideraría amortizada su descomunal inversión en los albores de 2018:
40 millones de euros para el Villarreal en concepto de traspaso y otros tantos por la tasa que se inventaron las autoridades chinas para gravar las 'importaciones' de futbolistas y proteger con este dinero la cantera local.
En ese escenario de aplazamiento obligado, el delantero africano habría cumplido la treintena, convirtiendo en prácticamente imposible la búsqueda de
una plusvalía futura para el que se atreviera a contratarlo, sin contar con que resultaría complicado que el interesado aceptase una rebaja de sueldo con la que adaptarse a Ligas más importantes pero menos dadivosas con los sueldos -en la
Chinese Superleague no hay 'Fair Play Financiero' ni nada que se le parezca un poco, por ejemplo-.
Este verano, con año y medio de contrato por cumplir,
Bakambu tendría que poner mucho de su parte ahora -en realidad, lo que suele hacerse es prorratear lo que le queda por cobrar, más de 20 kilos en su caso, entre varias temporadas-, pero ni por ésas, ya que a su club, que amortiza otros tantos millones por año (10 de traspaso y 10 de impuestos), le quedan 30. Todos deberían perder dinero.
Una quimera, incluso en estos tiempos inciertos.