"La esencia del tiempo no radica en conocer cuánto te queda, sino en saber qué hacer con el tiempo que se te concede", expresó J.R.R. Tolkien, concluyendo una conversación en su segunda novela. La frase, destinada a un personaje clave, resonaba en su mente mientras revisaba el reloj que ocupaba un lugar especial en su estudio, un objeto de inmenso valor sentimental heredado de su mentor, el padre Francisco Javier Morgan Osborne.
Este religioso español, nacido en 1857 en El Puerto de Santa María, Cádiz, desempeñó un papel fundamental en la vida de Tolkien. Su figura imponente, similar a la de Gandalf, el mago de la Tierra Media, dejó una huella indeleble en el autor. Gandalf, conocido por varios nombres según la región, igual que le pasaba al padre Osborne, se encargó de guiar a la Comunidad del Anillo hacia la victoria sobre Sauron.
Así como Gandalf orientaba a los personajes de Tolkien, el padre Francis guió al escritor hacia el éxito académico. Nacido en una familia bodeguera, Tío Curro, como lo llamaban afectuosamente, abrió las puertas de la educación y la sabiduría al joven Tolkien. Su apoyo financiero permitió que Tolkien estudiara en las mejores escuelas de Birmingham y luego en la Universidad de Oxford.
La influencia de Tío Curro no se limitó a lo académico; también inspiró la creación de lenguajes en la obra de Tolkien. Esta conexión lingüística refleja la profunda influencia que el padre Francisco tuvo en el desarrollo de la obra de Tolkien.
La relación entre Bilbo y Frodo, así como entre Aragorn y Elrond, también reflejan la conexión del autor con su protector español. Bilbo, un personaje paternal para Frodo, y Aragorn, en conflicto con Elrond por amor, reflejan la realidad de Tolkien, quien tuvo en Tío Curro a un guía y mentor que influyó en sus decisiones cruciales, como la elección de estudiar en Oxford en lugar de seguir una vida menos académica.
La vida de Tolkien estuvo marcada por la pérdida de su madre y la generosidad de Tío Curro. Este sacerdote emigrante, mitad inglés y mitad español, proporcionó un faro de orientación en momentos difíciles. Su legado perdura no solo en la figura de Gandalf, sino también en las palabras y acciones de Tolkien, quien, a través de su genialidad literaria, rindió homenaje a la influencia del padre Francisco Javier Morgan Osborne en su vida.
La historia de Tolkien y Tío Curro es una narrativa entrelazada de amor, guía y sacrificio, donde la conexión entre la Tierra Media y la vida real se fusiona de manera única. Así, cada página de la obra de Tolkien se convierte en un homenaje a la influencia de este religioso español que, como Gandalf, iluminó el camino de un joven escritor hacia la grandeza. La esencia del tiempo, como expresó Tolkien, se revela no en su duración, sino en cómo se aprovecha, y la historia de estos dos hombres es un testimonio eterno de un tiempo bien empleado.