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El calvario de un ex de la Real Sociedad: un TOC con la higiene, presión, ansiedad...

Zuhaitz Gurrutxaga, canterano txuri urdin y miembro de la plantilla que fue subcampeona en la 02/03, releva sus problemas de salud mental provocados por la presión y la ansiedad de no fallar en los partidos: "Lo único que quería hacer era meterme en una habitación a llorar"

El calvario de un ex de la Real Sociedad: un TOC con la higiene, presión, ansiedad...
El calvario de un ex de la Real Sociedad: un TOC con la higiene, presión, ansiedad... - Cordon Press
Fernando RuizFernando Ruiz 9 min lectura

Zuhaitz Gurrutxaga fue un central que se convirtió en profesional en el año 2001, cuando con tan sólo 19 años lograba debutar con el equipo de su vida, la Real Sociedad. Disfrutó de un equipo de muchos estrellas y que fue subcampeón de Liga en la 2002/2003 pero tras ello se escondía una historia de ansiedad y presión que desembocó en un trastorno obsesivo compulsivo que le llevó a tener a sufrir problemas de salud mental, tal y como él mismo ha desvelado en una entrevista a 'El Intermedio' de laSexta.

"Mi sueño desde pequeño era debutar en Primera división, jugar en Primera división con la Real Sociedad, como otros muchos niños guipuzcoanos de entonces, y lo conseguí a los 19 años, pero era demasiado joven. No supe gestionar aquella presión, aquella responsabilidad que cargaban sobre mis hombros, y poco a poco empecé a sufrir y a padecer problemas de salud mental como ansiedad, de presión y trastorno obsesivo compulsivo", ha relatado el exfutbolista.

Cuestionado por cuándo y cómo empezó a notar que algo no iba bien en su cabeza, Gurrutxaga explicaba: "Yo siempre he pensado que para triunfar a esa edad, tan joven, tan niño, en Primera división, con toda la presión que hay, hay dos opciones: o eres más maduro de lo que te toca a esa edad o eres un inconsciente y no te das cuenta de nada de lo que pasa. Si tú eres consciente de que si fallas en un partido, mete gol el rival y pierdes el partido media provincia se va triste a casa o al día siguiente va enfadada a trabajar, te mata. Y yo, desgraciadamente, era muy consciente de todo esto. Y poco a poco empecé a darme cuenta de que aquello me iba grande y, poco a poco, prefería no jugar, prefería estar en el banquillo que jugando. Y cuando jugaba lo único que intentaba era no fallar, no decepcionar y pasar desapercibido".

"Es más, el año en el que peor estoy, mi equipo, la Real Sociedad, el equipo de mis amores, está a punto de ganar la Liga. Está toda la Liga, toda la temporada, peleando el liderato con el Real Madrid. Cada domingo, la Real Sociedad gana, y cada vez que gana la Real Sociedad, la distancia entre la felicidad de toda la provincia y mi tristeza se agranda. Hubo un partido decisivo en Vigo, que si nosotros ganábamos y el Real Madrid no ganaba, éramos campeones de Liga. Y yo estaba en el banquillo en aquel partido y yo prefería no ganar la Liga, prefería perder aquel partido, porque la sola idea de pensar que la felicidad que iba a haber alrededor, en la provincia, cuando lo único que quería hacer era meterme en una habitación y llorar, era insoportable", seguía contando Gurrutxaga.

Todo ello acabó desembocando también en un trastorno obsesivo compulsivo, ha confesado el futbolista que tras salir de la Real Sociedad acabaría pasando por otro clubes como el Algeciras, Zamora, Real Unión, Lemona o Beasain. "Lo que para cualquier persona es una manía, para una persona que tiene TOC se convierte en una obsesión. Y una de las obsesiones más frecuentes es la verificación. Empiezas a obsesionarte con si has cerrado bien la puerta de casa, si has apagado la luz, el gas, la vitrocerámica, el horno... Te empiezas a obsesionar con eso, te sube la ansiedad y la única manera que tienes de bajar esa ansiedad es hacer la compulsión. Por eso se llama obsesivo compulsivo. Y la compulsión era mirar la puerta, la luz, la vitrocerámica, el horno... Yo, antes de salir de casa para ir a entrenar, me pasaba media hora o 40 minutos verificando todo eso. Y cuando cogía el coche para ir al entrenamiento, en la primera rotonda me subía la ansiedad, me daba la vuelta y volvía a casa a verificar todo otra vez. Así llegaba yo a entrenar con un equipo de Primera división", ha recordado.

Un defensa que no podía tocar a los delanteros

"Otra obsesión irracional que tenía era la higiene. A mí me daba miedo tocar cosas o gente porque creía que me iba a contaminar de algo. Por lo tanto, imagina ser defensa central en un equipo de Primera división y tener que marcar a un delantero, pero no demasiado cerca porque su sudor te puede contaminar. Yo no quería tocar nada ni a nadie y, por lo tanto, empecé a ser el futbolista más antipático de Primera división. Yo no me atrevía a dar la mano a un aficionado y no me atrevía a coger el bolígrafo de un aficionado para firmarle un autógrafo porque pensaba que me iba a contaminar. Desgraciadamente para mí lo escondía demasiado bien, pero fue mi madre la que un día me dijo: 'Zuhaitz, algo ocurre, no estás bien, haces cosas muy extrañas, así que vamos a un psicólogo'. Y es lo mejor que he hecho en mi vida. Ya sólo cuando el psicólogo le pone un nombre a lo que me pasa, porque yo sinceramente lo que creía es que estaba loco porque no sabía lo que me pasaba y creía que era el único del mundo, cuando el psicólogo me explica que eso se llama TOC y tiene un tratamiento, imagina el alivio", ha recalcado.

Por todo ello, Gurrutxaga decidió escribir un libro hace unos meses, 'Subcampeón', donde cuenta su propia historia entre la comedia y la triste realidad, porque mirarlo desde el prisma del humor le ha ayudado para saber sobrellevarlo: "Cuando me subí a un escenario a hacer un monólogo sobre mis vivencias futbolísticas, sobre mis errores, y lo hice en modo cómico, riéndome de mí mismo, sólo entonces, hice las paces con el fútbol y conmigo mismo. Y en estos monólogos también empecé a hablar sobre mis problemas de salud mental y ocurrió algo muy bonito que fue que mucha gente me escribía, sobre todo madres y padres con hijas e hijos con TOC agradeciéndome que contara esto públicamente. Y están ocurriendo cosas muy bonitas, como que me escriban ex futbolistas de Primera división diciéndome que se sienten identificados, que también han tenido miedo y también han fingido una lesión. Y lo que más alegría me da es que jugadores en la actualidad de Primera y Segunda división me escriben diciéndome que el libro les está ayudando".

Para Gurrutxaga, la salud mental sigue siendo un tema tabú en España, por eso mismo ha querido darle más visibilidad. "Es mucho más difícil demostrar un esguince mental que un esguince de tobillo, porque en un esguince de tobillo se ve que el tobillo está hinchado. Pero yo creo que no es un tema tabú sólo en el deporte sino en la sociedad en general. Creo que se darán pasos hacia delante si hablamos de la salud mental con naturalidad", ha defendido Zuhaitz Gurrutxaga.

Por último, el exfutbolista quiso mandar un mensaje a todos aquellos que han pasado o están pasando por lo mismo que él: "Lo primero, ánimo y que se puede salir. Yo, de verdad, estuve muy, muy, muy mal. Era un maldito infierno y ahora estoy aquí, me subo a un escenario, hago teatro, hago televisión, escribo un libro y soy más o menos feliz. Y lo segundo, que procure reírse de sí mismo un poco, reírse de sus obsesiones e intente autorridiculizarse un poco".