Julen Lopetegui se enfrentaba a su discípulo, un
Albert Celades que rescató un empate ante los nervionenses en una noche complicada para él. El partido evidenció que el
Sevilla tiene las ideas más claras que un
Valencia que sigue jugando más a lo que le gustaba a
Marcelino que a lo que quiere el nuevo inquilino del banquillo de Mestalla. En cualquier caso, a los nervionenses les costó marcar diferencias en un duelo que tuvo alternativas en el mando del choque.
De inicio el partido fue sevillista, luego los ches encontraron la forma de hacer daño a la espalda de
Escudero. La lesión del lateral izquierdo y la de
Coquelin volvieron a cambiar un panorama que el gol de
Ocampos al filo del descanso acabó por definir.
Apostó
Julen de inicio por
Óliver -muy discreto- como modificación más importante en su plan. Lo suele introducir el vasco para controlar más la posesión que con
Nolito, con quien busca más profundidad. La otra modificación fue la entrada de
Escudero por
Reguilón. El jugador cedido por el Madrid se quedó en la grada, de ahí que Lopetegui tuviera que improvisar cuando se lesionó Escudero. Eligió a
Gudelj, jugador potente en el juego aéreo, y colocó a
Koundé como lateral izquierdo, lo que le sirvió para taponar el boquete que había por allí.
A la buena salida del
Valencia tras el descanso respondió el
Sevilla con el balón como ibuprofeno. Con la posesión logró desinflamar a los ches y meter el partido en cintura. Sin embargo, con 1-0, el resultado estaba expuesto y al final el
Valencia acabó encontrando el empate en una acción a balón parado.