Como un aspirante a conductor que se queda a medio camino. Así se mostró anoche el Sevilla, capaz de aprobar el examen teórico, pero con lagunas a la hora de encarar el práctico. El test ante el Zalgiris Vilnius se 'atragantó' mucho más de lo esperado dado lo corto del marcador.
Los de Machín, ayer con un once de excepción por motivo del inminente pulso con el Barcelona en la Supercopa, evidenciaron carencias en defensa y la necesidad imperiosa de reforzarse con un ´9´ de referencia que disipe las dudas de cara a portería.
La temporada que se avecina, larga y exigente, no da margen para experimentos ni para la endeblez ofensiva de otros tiempos. Una versión demasiado verde de los nervionenses, que tendrán que cambiar radicalmente el chip si no quieren verse sobrepasados en Tánger, donde no espera una medianía lituana.