Oportunidad desperdiciada. El nuevo
Betis tampoco carburó anoche en
Donosti (94-60), donde el
Gipuzkoa Basket tiró de oficio para frenar a los de
Alejandro Martínez, anárquicos y desdibujados hasta el exceso. El primer cuarto ejerció de radiografía de un equipo con mucho, demasiado, que pulir, con un principio y un final simbólicos. Desde la gratuita antideportiva de Anosike hasta el despiste de
Franch a la hora de lanzar cuando el tiempo expiraba. Sólo
Ryan Kelly mantuvo levemente el tipo en unos primeros minutos de blandura y descoordinación defensiva (12-5).
Anosike, todo poderío, se empeñó en hacer la guerra por su cuenta, arañando un 2+1 insuficiente para engancharse al encuentro. 18-10 al término del primer acto.
En el inicio del segundo, el recién llegado
Blake Schilb 'tomó la responsabilidad' para desatascar. Sin embargo,
Norel y
Clark seguían haciendo de las suyas, como Pedro por su casa en la pintura, donde la endeblez verdiblanca clamaba al cielo.
Luke Nelson, a tabla, dejaba a los visitantes a siete (27-20), a 05:14 para el intermedio del partido que abría la segunda jornada de la
Liga Endesa 2017/2018. Hasta que
Fede Van Lacke, a poco más de dos minutos y medio, rompía el encuentro con dos triples consecutivos (41-23). Al descanso, 42-25 y pocas esperanzas.
La vuelta de vestuarios no cambió el guion ni el bloqueo mental. El pívot holandés
Henk Norel se empeñaba en engordar sus números, ante la mirada casi impotente de unos hombres altos béticos entre los que únicamente parecía dar la talla el montenegrino
Golubovic.
Siempre por detrásHasta
Jordan Swing, que tuvo un paso fugaz por el
Betis hace unas semanas, se sumó a la fiesta, soltándose en ataque. Precisamente, de lo que ‘careció’ ayer el bloque verdiblanco, espeso en el que debe ser a priori su punto fuerte. 57-35 a 04:44 para cerrar el tercer cuarto.
Una nueva antideportiva, esta vez de
Schilb, ponía cada vez más cuesta arriba lo que desde hacía mucho parecía imposible. 68-43 a falta de un cuarto.
Un capítulo final sin mucha historial.
Norel,
Van Lacke o Salvó continuaban aprovechando las facilidades de los sevillanos, incapaces de frenar el juego interior en ningún momento.
La diferencia fue creciendo hasta el 94-60 definitivo que deja en espejismo lo del estreno y que obliga a pasar página cuanto antes: el próximo domingo.